Gary Neville, Giggs, Nicky Butt, Phil Neville, Salford City, Scholes

EL NUEVO HOGAR DE LOS ‘FERGIE BABES’

CHICOS DEL 92 4Los cinco han cambiado Old Trafford por Moor Lane. O tal vez sería más correcto decir que Ryan Giggs, Paul Scholes, los hermanos Neville (Phil y Gary) y Nicky Butt están de vuelta en ese minúsculo feudo de la periferia de Manchester donde arrancó la fantástica historia de la mejor camada de jóvenes talentos que han lucido nunca la mítica elástica de los Diablos Rojos.

La generación del 92, como era conocido este quinteto        -junto a David Beckham– en el que se apoyó Alex Ferguson para construir el mejor United de todos los tiempos, volvió a unir sus fuerzas a fines de marzo para desandar sus pasos y tomar el control del Salford City, la escuadra del barrio de Kersal en la que echaron los dientes.

El deseo de las cinco leyendas del ManU, a la sazón amigos desde los tiempos en que compartían sueños en el vestuario de los Ammies, de embarcarse juntos en un proyecto empresarial les llevó, casi por inercia, a fijar la vista en un Salford City cuyas dificultades económicas le habían asomado al precipicio a lo largo del pasado ejercicio.

Los recuerdos de una época mágica y esa deuda impagable con la entidad que les ayudó a alcanzar la meta a la que todo chaval aspira cuando patea una pelota en la adolescencia, fueron argumentos más que sobrados para retornar a Moor Lane, 25 años después, en calidad de propietarios del que fue su primer hogar.

Un partido amistoso entre sus ex compañeros del United (apodados La generación del 92 para la ocasión) y el primer equipo del Salford City, que milita en la Division One Norte de la Northern Premier League (el equivalente a la octava división del fútbol inglés), el pasado 7 de agosto fue el acto oficial de coronación de los Fergie babes (los niños de Ferguson) al mando de este pequeño club barrial no profesional, con 74 años de antigüedad, cuya fuerza siempre estuvo en el trabajo de la base.

Reforzar esa labor de cantera y fortalecer los lazos con la comunidad local son las grandes prioridades para el quinteto de ex internacionales ingleses, cuya primera decisión fue la firma de un convenio por cinco años con la Universidad de Salford que fomente la participación activa de sus estudiantes en el desarrollo de la marca SCFC a través de los distintos eventos y actos organizados desde la entidad.

La progresiva transformación del club en una empresa de gestión deportiva propiciará la creación de nuevos puestos de trabajo, lo que redundará en beneficio de los habitantes de una de las zonas obreras por excelencia de los arrabales del Gran Manchester 

Los efectos de la nueva política empresarial impuesta por los ex mancunian se está dejando sentir hasta en la imagen del club, que ahora tiene un nuevo escudo y ha cambiado sus colores, pasando del tradicional e histórico naranja al rojo, en un evidente guiño al Manchester United, el hermano mayor del Salford City, con el que por cierto ya han reforzado sus lazos de colaboración.

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Empero, los planes de Giggs y compañía no se circunscriben solamente a la formación de nuevos talentos en su academia. Desde su aterrizaje, los nuevos dueños, a quienes por cierto se uniría a fines de septiembre pasado el flamante propietario del Valencia, Peter Lim (poseedor del 50% del accionariado), han dedicado parte de sus esfuerzos a potenciar la primera plantilla con el claro objetivo de dar un salto de calidad que sitúe a los Ammies en aguas más cercanas al fútbol profesional.

«Queremos ver crecer al club, pero sin prisas. Lo verdaderamente importante es hacer un buen trabajo en todas las áreas que nos permita consolidarnos con el paso del tiempo. Nuestros cálculos son llegar al Championship (Segunda división) en menos de 15 años. Para ello habrá que trabajar duro, pero nuestro compromiso con este proyecto es total. Miramos al futuro con mucha ilusión», admitía a fines de octubre Paul Scholes.

El genio del pelo rojo ha asumido el papel de director deportivo del primer equipo de los Ammies, y trabaja codo con codo junto al mánager, Phil Power. De momento, las cosas marchan viento en popa, ya que el Salford City, que la pasada campaña eludió el descenso de milagro, ocupa la cuarta plaza de la clasificación, a seis puntos del líder, el Darlington 1883, pero con un partido menos.

La presencia habitual en las rústicas gradas de Moor Lane (apenas entran 1.800 personas) de los cinco ex ases del United, siguiendo muy de cerca las evoluciones del segundo City de Manchester, ha obligado al club de Kersal a colgar el cartel de no hay billetes en cada uno de los partidos que han disputado en casa hasta la fecha.

La buena marcha del equipo en su categoría y el inmejorable reclamo de tener al frente del proyecto a Giggs, Scholes, Butt y los Neville ha hecho correr el rumor de que el City podría mudarse a partir de enero al AJ Bell Stadium, el coqueto coliseo del conjunto de rugby de la localidad, con capacidad para 12.000 espectadores. Empero, esa posibilidad, al parecer, no entra en los planes inmediatos de sus accionistas, más proclives a darle un lavado de cara más adelante a su viejo feudo que a una mudanza.

DESPIDO CON POLÉMICA

No todo ha sido de color de rosas hasta el momento para el quinteto al mando de este nuevo Salford. La sospechosa práxis del club en su tentativa por fichar al extremo galés del Trafford FC, Shelton Payne, se ha resuelto con el despido fulminante del segundo técnico del SCFC, Stuart Rudd.

Quien fuera jugador del equipo contactó con Payne para hacerle saber que el Salford pretendía su contratación, una operación que contaba supuestamente con el visto bueno de Scholes. Ruud reveló a través de una red social el OK del atacante a cambiar de aires, lo que encendió las alarmas en el club ante lo que podía interpretarse como un acercamiento ilegal al jugador del Trafford FC.

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El monumental enfado del ex astro del United por el erróneo proceder de Ruud vino motivado por el hecho de que Scholes nunca dio luz verde a dicha operación porque no conocía al jugador en cuestión.

El gabinete de crisis se saldó con el despido encubierto de Rudd, quien fue conminado por la presidenta del club, Karen Baird, a firmar un acuerdo de confidencialidad que le impidiera hacer públicas las causas reales de su marcha. Mientras, el Salford City anunciaba su salida como parte de la reorganización que se está llevando a cabo desde la llegada de los nuevos propietarios.

 

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