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LA GENERACIÓN MALDITA DEL SOCCER

Juan Agudelo

Juan Agudelo, ex delantero del FC Utrecht. FOTOS: DAVID RUIZ

Juan Agudelo (21), Brek Shea (24) y Teal Bunbury (24) eran la cabeza de puente de la mejor generación de talentos Made in USA (la de 2010) nacida bajo los auspicios de Adidas, patrocinador de la MLS y mecenas de un proyecto formativo que lleva ya casi una década alimentando de JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) a la liga de fútbol profesional yanqui.

El otrora seleccionador americano, Bob Bradley, los hizo incluso debutar con la absoluta en los dos últimos amistosos del once de las Barras y Estrellas en ese mismo año, frente a Colombia y Sudáfrica. Pero algo se torció en la carrera hacia el estrellato de este trío de oro que cautivó a los ojeadores de Real Madrid y Atlético durante su gira por tierras españolas con un combinado de promesas del incipiente balompié estadounidense, a fines de 2010.

La alta exigencia del fútbol en la vieja Europa, algún que otro problema burocrático y un carrusel de inoportunas y graves lesiones han llenado de minas su camino, que no ha abandonado la curva descendente en los dos últimos años, sobre todo en los casos de Agudelo y Shea.

El ejemplo más crítico, con mucho, es el del exquisito centro delantero de origen colombiano. Agudelo, de hecho, lleva cinco meses vagando por el Viejo Continente en busca de equipo tras su frustrado fichaje por el Stoke City y su tímido paso, durante el primer semestre de 2014, por la Eredivisie neerlandesa defendiendo los colores del FC Utrecht.

El último episodio fallido del internacional estadounidense por dar esquinado a las filas del paro se produjo la pasada semana tras la negativa del Wolverhampton a contratarle después de entrenarse un par de semanas con el club inglés.

Kenny Jackett, técnico del conjunto que milita en la segunda categoría (Championship) del fútbol sajón, desestimó el fichaje del ex atacante de New York Red Bulls, Chivas USA y New England Revolution al considerar que su condición física actual no es la idónea para competir al máximo nivel.

La negativa del cuadro naranja a dar pista a Agudelo ha sido el enésimo revés de uno de los futbolistas con más proyección del fútbol yanqui. El atacante de 21 años, que a principios de julio estuvo entrenándose con el Orlando City, rechazó a lo largo del mes de agosto recalar en la Bundesliga, de donde le llegaron tres ofertas (Mainz, Hannover 96 y Munich 1860), a causa de su empeño por jugar sólo en Inglaterra.

Cabe recordar que el chaval nacido en Manizales rescindió al inicio del verano su compromiso con el Stoke City tras fallar por segunda vez la tentativa de conseguir el permiso de trabajo que le permitiera participar en la Premier League (le exigían haber jugado el 75% de los partidos internacionales con su selección en los dos últimos años), una normativa que no es tan estricta para jugar en la Championship.

FRACASO EN EL CÉSPED, ÉXITO CON LOS LIENZOS 

La Diosa fortuna no ha querido saber nada de Brek Shea desde su aterrizaje en Inglaterra, a principios de 2013. El brillante interior zurdo tejano, fichado por el Stoke City a cambio de 2’5 millones de euros, ha ido de mal en peor desde su puesta en escena en la Premier League a las órdenes de Tony Pulis.

Brek Shea, jugador del Stoke City.

El tejano Brek Shea, medio del Birmingham City, en su taller de pintura.

Una operación abdominal en la pierna izquierda, a fines de verano de 2012, y una lesión de rodilla, no le han permitido despegar al 100% y mostrar en las Islas Británicas todo el potencial que le convirtió en el Rookie del Año de la MLS en 2010.

Poco o nada se ha vuelto a saber en los dos últimos ejercicios de esa jerarquía y exquisito manejo del balón que exhibió por el costado izquierdo del FC Dallas durante su fructífera etapa emelesera. Más bien al contrario:  la falta de minutos con los Trotters le llevó a aceptar a principios de este año una cesión en el Barnsley (Championship), del que fue despedido en marzo pasado por hacer un gesto obsceno y encararse con sus propios hinchas tras encajar una manita ante el Huddersfield Town.

De vuelta al Britannia Stadium, la falta de oportunidades con Mark Hughes en el banquillo le obligó a buscar minutos en otro Segunda, el Birmingham City, en el que jugará de momento hasta diciembre. Lo que pase con Shea a partir de enero de 2015 es, a día de hoy, una incógnita.

Lejos de desanimarse por los continuos reveses de su experiencia vital en la tierra de sus antepasados, Brek se ha refugiado en su otra gran pasión, la pintura, para redimir sus penas, buscar el equilibrio y tratar de enfocar correctamente sus cualidades futbolísticas en el que posiblemente sea el balompié más complejo del planeta.

«Suelo pintar dos o tres veces por semana. Si miras detenidamente mis cuadros, te das cuenta de que la mayoría son atrevidos, con mucho brillo. Imprevisibles. Muy al estilo de cómo juego yo, así que se podría establecer una comparación. Cuando entro en la cancha, nunca sé lo que voy a hacer. Salgo y las cosas suceden. Mi pintura se mueve por los mismos derroteros. Nunca sé de antemano lo que voy a pintar. Supongo que es así porque soy un espíritu libre», asegura este internacional en 23 ocasiones con los Eatados Unidos, país cuya camiseta no se ha vuelto a poner desde que en julio del pasado año un gol suyo diera la Copa de Oro a los discípulos de Jürgen Klinsmann ante Panamá, en Chicago.

Pero mientras recupera la senda de la gloria, el rubio de College Station, modelo de ropa vaquera y fanático confeso de La Liga, hace terapia a golpe de pincel. «El fútbol puede ser un juego muy estresante cuando las cosas no te están saliendo bien, por eso pintar es algo que me ayuda a mantener la cabeza despejada y a estar tranquilo».

EL WEAH CANADIENSE
Teal Bunbury es el único miembro de este funesto triunvirato que no salió disparado de la MLS rumbo a Europa a las primeras de cambio, aunque curiosamente realizara un trial (prueba) con el Stoke, club por el que han pasado sus dos amigos, pero que no llegó a buen puerto.

Nacido en Canadá, este rocoso delantero de 24 primaveras, poseedor de un lomo que recuerda al instante al gran George Weah, ha sido pasto de los problemas físicos más variopintos desde que Peter Vermes le hiciera debutar con el primer equipo del Sporting Kansas City, allá por marzo de 2010.

De hecho, los dos últimos años de Bunbury han sido un verdadero calvario provocado primordialmente por la rotura de los ligamentos cruzados de una de sus rodillas, que le obligó a pasarse buena parte del 2013 en blanco.

Teal Bunbury, punta del New England.

Teal Bunbury, ariete del New England Revolution.

A su vuelta, apenas sí contó con minutos para rodarse y recuperar viejas sensaciones. Su larga ausencia le dejó sin hueco en el actual campeón, motivo por el cual el Sporting KC optó por traspasarle en febrero de este año al New England Revolution a cambio de su plaza en la primera ronda del SuperDraft de 2015, más una cantidad económica.

A diferencia de sus dos ex compinches, Bunbury ha empezado a ver la luz en 2014 en la colonial Boston. Jay Heaps, el preparador de los Revs, le dio la oportunidad de redimirse entregándole la 10 y haciéndole jugar de media punta por la derecha.  El de Hamilton suma ya 31 partidos de Liga, su cifra más alta desde que es profesional en una sola campaña, habiendo firmado 4 dianas y repartido 6 asistencias.

Empero, la desgracia se ha vuelto a cebar en un Bunbury que cayó de nuevo lesionado el pasado 1 de octubre ante los Montreal Impact (fuertes dolores en el tendón de la corva de la pierna izquierda), dejando su concurso en los inminentes playoffs por el título en suspense.

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Bosnia, FK Guber, Jovan Lazarevic, Los Balcanes, Messi, Tolerancia

EL ‘MESSI BOSNIO’ JUEGA POR LA TOLERANCIA

IMG_8650 fk guber stadionResponde al nombre de Jovan Lazarevic, pero todo el que se deja caer por el estadio Municipal de Srebrenica le llama por su apodo. «Jovan lleva ya tres años con nosotros, pero desde el primer día se le veía que era diferente. Su manejo de balón es impresionante, su técnica y su forma de regatear… Y eso a pesar de ser de los más pequeñitos del grupo. Es un superdotado, por eso los compañeros le llaman Messi«.

El apunte corre a cargo de Namik Mustafic, el miembro más veterano del cuerpo técnico del FK Guber y alma máter de la primera escuela de fútbol multi-étnica creada en Bosnia Oriental, la zona de la nueva nación balcánica más castigada por el último gran conflicto armado de la pasada centuria.

El alter ego del crack azulgrana apenas suma 11 primaveras. Sus padres, serbios ortodoxos, se instalaron en 2002 en esta pequeña ciudad que fuera testigo, en junio de 1995, de la mayor matanza acaecida durante los tres años largos que duró la guerra de Bosnia (más de 8.000 musulmanes, muchos de ellos mujeres y niños, fueron asesinados por las fuerzas serbo bosnias del general Mladic). Como casi todos los padres de chavales de su grupo étnico, al principio se mostraron reticentes a que sus hijos compartieran vestuario con chavales musulmanes, católicos o de etnia gitana.

Pero el indómito espíritu de la pelota, que no entiende de odios ancestrales ni de religiones contrapuestas, se encargó de disipar cualquier duda y acabó siendo el germen de un proyecto que se ha convertido, con el paso del tiempo, en el orgullo de una comunidad que se ha acostumbrado a convivir en armonía sin mirar la etnia o la fe que profesa el vecino.

El ejemplo del talentoso Lazarevic es quizás el que mejor ilustra el éxito del Guber en su lucha contra la intolerancia que aún gobierna muchos rincones de esta hermosa tierra jalonada de tumbas allá por donde pasas. «Todos están encantados con él y disfrutan viéndole dejar rivales atrás. Es todo un espectáculo. Cuando ves a un chaval jugar de ese modo, no piensas en si es ortodoxo, musulmán o católico. Ese tipo distinciones quedan al margen entre los chavales y, poco a poco, estamos consiguiendo que así sea también entre sus familiares. Además, no hay uno solo que no presuma de tener en nuestras filas a un futbolista de la calidad de Jovan», prosigue Mustafic, quien junto a su gran amigo Jusuf Malagic y la ONG danesa Proyecto de Asociación de Cruce de Culturas (CCPA), sentó las bases de la resurrección de una escuadra que se sumergió en las tinieblas durante doce años (1992-2004) a causa del sangriento ajuste de cuentas en Los Balcanes.

«Los niños se llevan de maravilla. Estamos recogiendo el fruto de años de duro trabajo, sobre todo con los padres. Con ellos hubo que hacer una labor de concienciación muy importante para que permitieran a sus hijos relacionarse con los de las otras etnias. El deporte ayuda como ninguna otra actividad a que los chicos se conozcan mejor y crezcan juntos en una atmósfera sana, en la que no hay lugar para el odio y las rencillas del pasado entre sus familiares», sentencia Mustafic.

Y es que no sólo del Messi bosnio vive esta modesta academia enclavada en las faldas de las majestuosas montañas de Tara. Un total de 48 niños, de entre 7 y 17 años, integran el fútbol base de un Guber que cuenta con la ayuda de dos federaciones extranjeras, la danesa y la noruega, y de un club holandés, el ADO Den Haag.

IMG_8678La primera lección que reciben, la más importante y fundamental, es que todos ellos son iguales sobre un terreno de juego. Palabras como compañerismo, solidaridad, lealtad o camaradería llenan sus oídos desde el instante en que atraviesan cada tarde el umbral del viejo estadio del FKG para preparar el siguiente partido con sus hermanos de equipo.

A nadie le importa en este perdido paraje de los Alpes Dináricos si 23 de esos chavales son de origen serbio, 22 bosnios musulmanes o tres pertenecen a la etnia gitana. La ley del balón ha dibujado en este complicado entorno un nuevo y esperanzador horizonte, gobernado por el célebre «igualdad, libertad, fraternidad» de la Revolución francesa.

El momento más importante de la temporada es el Campus del Guber, que se viene realizando desde agosto de 2004. Durante cinco días, 196 chicos y chicas procedentes de todos los rincones de Bosnia Oriental vienen a probar sus habilidades. Esta especie de draft cuenta con el patrocinio de las Federaciones Danesa y Noruega y lo dirige Henning Jensen, ex delantero internacional danés y del Real Madrid. Además de coordinar el campus y seleccionar a los chavales más capaces, ambas federaciones traen regalos para todos los participantes: camisetas, gorras y 60 balones para que la escuela pueda así renovar su material.

Esa ayuda internacional resulta clave para la supervivencia de una entidad que lleva años quejándose amargamente del nulo apoyo que reciben por parte de la Federación Srpska. «Ni el Gobierno ni la Federación se toman el más mínimo interés en tratar de que nuestro proyecto prospere y sirva de ejemplo en otras comunidades en las que viven serbios y musulmanes mezclados. No recibimos ningún tipo de apoyo, así que de no ser por los esfuerzos de la gente local y por los nórdicos, esto sería imposible de sostener. Es una lástima, pero a veces da la impresión de que a las autoridades les molesta lo que hacemos», señala el presidente del club, Hacia Mehollic.

Y es que el día a día en la academia del Guber es todo un ejercicio de fe ante la pertinaz escasez de medios. «Entrenamos tres veces por semana y tenemos a cuatro jugadores que vienen desde Bratunac, que es el pueblo anterior. Pero a veces no llegan simplemente porque no encuentran un coche que les traiga. Desde el club tratamos de ayudar a los chicos y también a los padres con más dificultades para subsistir, pero sin apenas recursos se hace casi imposible. Esta zona sigue pagando los efectos devastadores de lo que sucedió hace 20 años», afirma el bueno de Mustafic.

FOTOS: DAVID RUIZ

La presencia en sus filas de Lazarevic ha hecho que el Guber haya despertado en los últimos tiempos el interés de Zeljeznicar, FK Sarajevo o Borac Banja Luka, tres de los grandes de la Premijer Liga bosnia, competición que aglutina clubes de las tres etnias mayoritarias (serbios, bosniacos y croatas) en este país cogido con pinzas nacido a raíz del Tratado de Dayton, en 1995.

Pero este mensajero de la paz en tierra hostil resiste, al menos de momento, a los cantos de sirena llegados hasta Srebrenica con tal de seguir disfrutando el mayor tiempo posible de su joya más preciada, el pequeño genio que sueña con ver en el Camp Nou a su gran ídolo. Tiempo habrá para comprobar si su progresión futbolística le sitúa en la senda del astro rosarino.

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Euro 2016, Fútbol, Islandia

LA SELECCIÓN QUE SURGIÓ DEL FRÍO

1413234006020_wps_49_Iceland_s_players_pose_foA buen seguro que John Le Carré, el célebre autor de El espía que surgió del frío, habría firmado de su puño y letra la fulgurante y homérica ascensión a los altares del balompié mundial de la selección islandesa. Su culminación definitiva se produjo el pasado lunes con el primer triunfo de su historia sobre Holanda (2-0), que unido a los de Turquía (3-0) y Letonia (0-3), han colocado a los nórdicos en la senda correcta para alcanzar, al fin, una fase final de selecciones y defender el pabellón de su país dentro de un par de años en Francia 2016.

El mérito de las hazañas acumuladas en los últimos dos años por la escuadra que dirige el tándem formado por Lars Lagerback y Heimir Hallgrímsson tiene un valor incalculable. Baste decir que hasta no hace mucho tiempo, el conocimiento que el planeta fútbol tenía de esa gélida isla de 323.000 habitantes, en la que el deporte rey es el balonmano, se limitaba a las ingeniosas celebraciones de los jugadores del Stjarnan FC, el mejor club del país, cada vez que batían el portal enemigo.

Vídeos como el de la pesca imaginaria del delantero-salmón tras hacer un gol en la liga local registró más de un millón de visitas en Youtube, al igual que las celebraciones llamadas por los propios protagonistas Rambo, la bicicleta humana o el parto de la pelota.

Pero detrás de esa mirada cómica de la suerte suprema en el balompié, existe una labor sórdida, liderada por la Federación Nacional (KSI), empeñada desde mediados de la anterior década en mejorar tanto las instalaciones como el nivel formativo del reducido número de chavales que nutren el vivero futbolístico de esta diminuta nación a la deriva entre témpanos de hielo en el Atlántico norte.

La construcción, en 2007, de siete estadios de fútbol indoor en toda la isla fue un paso de gigante para ganarle la batalla de una vez por todas a la espeluznante climatología que padece Islandia durante más de la mitad del año. Tal medida permite ahora a los jugadores locales disputar la redonda los 12 meses y no perder el ritmo de entrenamientos y partidos durante el largo período en el que el general invierno aprieta por encima de los 20 grados bajo cero.

A eso hay que unirle las campañas que se vienen haciendo desde entonces para aumentar el número de entrenadores con titulación UEFA y una medida revolucionaria desde el punto de vista de la formación de jóvenes talentos: la reducción del número de jugadores por equipo en categoría juvenil con el objetivo de mejorar su técnica indiv¡dual.

El compendio de todas esas medidas contribuyó decisivamente en la aparición de una excelente cosecha de jugadores que en el último quinquenio han ido encontrando acomodo en clubes de media Europa, gracias a lo cual han adquirido la experiencia necesaria para colocar a Islandia en el mapa mundi del fútbol: en los dos últimos años ha escalado 100 puestos en el ránking FIFA (ocupa ahora el 31). Actualmente son 70 los futbolistas de esta nacionalidad que se ganan la vida lejos de una isla que empieza a ganarse a pulso la condición de inexpugnable.

??????????????????????????La clasificación para la disputa de la fase final del Europeo sub 21 de 2011 en Dinamarca fue el primer peldaño subido por Gylfi Sigurdsson (Swansea), Kolbeinn Sigthorsson (Ajax), Birkir Bjarnason (Pescara), Aron Gunnarsson (Cardiff City) y Alfred Finnbogason (Real Sociedad), cinco de los ocho miembros de aquel histórico grupo (junto a Gislason, Johann Gudmundsson y Valdimarsson), que hoy día integran también el combinado absoluto.

La ruidosa hinchada local, que frente a la poderosa Oranje volvió a hacer del pequeño Laugardalsvöllur stadion (15.000 localidades) una nave vikinga en plena ebullición, es capaz de recitar de carrerilla ese intratable once formado por Halldorsson; T.E. Bjarnason, Arnason, Ragnar Sigurdsson, Ari Skulason; Hallfredsson, Aron Gunnarsson, G. Sigurdsson, B. Bjarnason; Bodvarsson y Sigthorsson. Todos ellos, por cierto, militan en clubes extranjeros (tres en Inglaterra, dos en Italia, dos en Dinamarca, dos en Noruega, uno en Holanda y uno en Rusia).

Quién lo iba a decir hace menos de una década, cuando el único emigrante conocido por el gran público era el ex barcelonista Eidur Gudjohnsen, que en 2009 se convirtió en el primer futbolista de su país en ganar la Copa de Europa, precisamente en las filas del conjunto azulgrana. En la actualidad, numerosos chavales lucen con orgullo por las calles de Reykjavik la elástica del Tottenham o del Swansea con el nombre de Gylfi Sigurdsson a la espalda.

El exquisito 10 islandés, máximo artillero hasta la fecha de las eliminatorias con cuatro tantos (junto a Lewandowski y el israelí Damari), es la punta de un sólido iceberg en el que también sobresalen el ariete Sigthorsson, el melenudo e inagotable Birkir Bjarnason o el experimentado volante Emil Hallfredsson (Hellas Verona), con un largo recorrido en la Serie A.

Lagerback y su fiel escudero Hallgrímsson sólo han introducido un par de variaciones con respecto al equipo tipo que meses atrás rozó con la punta de los dedos el pasado Mundial de Brasil. Los islandeses, que lograron arrebatar a Noruega y Eslovenia la segunda plaza de su grupo de clasificación, sólo sucumbieron en la repesca ante una Croacia en la que el triángulo Modric-Rakitic-Mandzukic resultó mortal de necesidad.

«Muchos me preguntaron cuando acepté este trabajo, ¿por qué te vas a Islandia? ¿Qué posibilidades tienen? Tengo que reconocer que la respuesta a esa pregunta ha llegado con el tiempo. Es muy bonito ver cómo hemos ido mejorando. Trabajar con estos jugadores es muy fácil porque siempre vienen con hambre de darlo todo por su país. Les encanta volver a casa para jugar en la selección. Su actitud es perfecta», reconocía el veterano preparador sueco, quien dejará su cargo en julio de 2016 en manos de Hallgrímsson.

MONTA SUS PROPIOS VÍDEOS DE LOS RIVALES

La capacidad de adaptación al medio del humilde y muy eficiente Lagerback ha sido determinante para que Islandia haya terminado por colarse en la élite del fútbol continental. El ex seleccionador de Suecia y Nigeria aterrizó en Reykjavik hace ahora dos años con el reto encima de la mesa de meter a los nórdicos en una fase final. La escasez de recursos de una federación pequeña y con bajo presupuesto no le amilanó, aunque su ínfimo salario le obligue a compaginar esa labor con la de comentarista de partidos de la Liga sueca para la cadena de televisión por cable Viasat.

England U21 v Iceland U21 - International FriendlyA Lagerback, en definitiva, no se le caen las uñas por tener que montarse los vídeos con los análisis del rival de turno que luego verán sus jugadores, una tarea que por lo general hoy día suele llevar a cabo uno de los miembros del staff técnico. Empero, el reducido número de ayudantes con que cuenta le obliga a asumir ciertas labores a las que no estaba acostumbrado, pero que realiza con la ilusión de un preparador novel, y no de un entrenador que está viviendo su última aventura en los banquillos.

Superar a Holanda después de diez tentativas pinchando en hueso ha terminado por consagrar a un equipo pétreo, con un físico interminable, que hace de la disciplina táctica (el 4-4-2 es un dogma de fe que no olvida a lo largo de los 90 minutos), las acciones de estrategia y unos intrépidos contragolpes en 3-4 toques las claves de su fútbol sencillo y eminentemente práctico, sin lugar para las florituras.

Con semejantes credenciales y dos años más de rodaje, confía Lagerback en que el equipo islandés alcance su plena madurez en tierras franceses. Lo que parece claro, a día de hoy, es que superar a la gran sensación de esta fase de clasificación será todo menos fácil. ¡No les pierdan la pista!

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AZ Alkmaar, Dinastía, Eredivisie, Holanda, Robert Mühren

EL ÚLTIMO ESLABÓN DE LA DINASTÍA MÜHREN

robert Muhren 2Irreverente como Gerrie, frío y preciso como Arnold, rápido como Jan, sagaz como el viejo Pé (célebre speaker del club de su pueblo). Robert Mühren luce con orgullo a la espalda uno de los más ilustres apellidos en la historia del fútbol holandés.

Entre otras cosas, porque el nuevo delantero del AZ Alkmaar es un fiel y digno heredero de una verdadera dinastía nacida en Alemania durante la Baja Edad Media (originariamente conocidos como Moere) y que acabó aterrizando en el hermoso pueblecito pesquero tulipán de Volendam a comienzos de la pasada centuria de la mano de su bisabuelo Arnold, maestro de profesión.

Su recién estrenado estatus de goleador en la Eredivisie (anotó el primer tanto frente al FC Twente en el duelo estelar de la última jornada liguera) no ha alterado un ápice el carácter ni los hábitos de un tipo que, pese a haber alcanzado su particular Everest profesional a los 25 años, sigue haciendo gala de esos valores auténticos que mamó desde crío en el nido que el numeroso clan tenía en Master Mührenlaan, la calle que lleva el nombre del patriarca moderno de los Mühren y en la que el atacante, fichado por apenas 300.000 euros como una petición expresa de Marco van Basten, tiene actualmente su propia morada.

El trabajo duro, la humildad y una sencillez extrema definen al que fuera la pasada campaña tercer máximo artillero de la Segunda neerlandesa (Eerste Divisie) anotando 25 dianas para el equipo de su pueblo. «¿Qué entiendo yo por comportamiento normal? Por ejemplo, limpiar tu plato después de comer», respondió Robert a Dennis Haar, uno de los técnicos del cuadro de Alkmaar, ahora bajo el mando de John van den Brom, después de su primer entrenamiento en el AFAS Stadion, hace poco más de un mes.

En ese corto espacio de tiempo, la vida del sobrino de Gerrie y Arnold, dos mitos de aquel Ajax irrepetible de principios de los 70 y de la Oranje, o de Jan, que como los otros dos también inició su carrera en el Volendam para luego cambiar de rol y convertirse en un reputado cantante y guitarrista, ha sufrido un giro termidoriano que el propio Robert está digiriendo con mucha cautela.

Lo que peor lleva hasta la fecha es el haber tenido que cambiar su querida bicicleta, que usaba para moverse por Volendam cómodamente e ir a entrenar, por el Audi que le ha entregado el patrocinador de su nuevo equipo, a la sazón su primer coche, para desplazarse a diario hasta la afamada ciudad del queso, en un trayecto de sólo media hora.

Si hay algo en lo que la historia de Robert difiere de la de sus afamados tíos es en la total ausencia de necesidad de abandonar su terruño para demostrar al mundo de lo que es capaz de hacer con una pelota en los pies, que por cierto maneja a las mil maravillas. Tanto es así que tras pasar cuatro años en las categorías inferiores del Ajax, a donde llegó de la mano de Arnold, decidió abandonar De Toekomst harto de chupar banquillo.

IMG_3054Tenía entonces casi 20 años, pero no dudó un instante en renunciar a su gran pasión, por falta de oportunidades, y pegar la vuelta a casa para trabajar como operario junto a sus amigos en el almacén de Bart Smit, una empresa dedicada a la fabricación de juguetes para niños. «Apilaba cajas, rellenaba formularios, conducía un montacargas y tenía de 15 a 20 semanas al año de vacaciones… Un paraíso», recuerda.

Allí estuvo hasta hace poco más de un año, cuando el Volendam, en el que jugaba con ficha amateur desde 2011, se decidió a pagarle lo suficiente para que su mente se centrara únicamente en destrozar las porterías enemigas.

Su apetito goleador fue creciendo de forma geométrica al tiempo que sus virtudes como delantero se iban puliendo de a poquito, pero con la certeza de estar adquiriendo un bouquet cada día más perfecto en el noble arte de la definición. Con paciencia y serenidad, sin la presión de quien está convencido de haber dejado pasar todos los trenes posibles hacia la gloria, llegó el día en el que Holanda entera se dio de bruces con el eslabón perdido de los Mühren.

DOBLETE A LA MEMORIA DE SU TÍO GERRIE

A principios de la pasada temporada, el Volendam visitó el Amsterdam ArenA en partido de Copa. El galáctico coliseo capitalino vistió sus mejores ropajes para homenajear a Gerrie Mühren, fallecido pocos días atrás, sin saber que su sobrino llegaba dispuesto a rendirle tributo a su manera.

La hinchada ajacied reparó desde el primer minuto en el único rival que lucía un crespón negro en su camiseta naranja, la misma que también había vestido su tío (ex del Betis, entre otros) al comienzo de su fantástica carrera profesional que le llevaría a ser uno de los líderes, junto a Johan Cruyff, de aquella maravillosa orquesta que conquistó tres años seguidos la Copa de Europa a principios de los años 70.

Pese al monumental enfado de Robert con su club por no secundar su particular iniciativa, el 10 del Volendam se las apañó para forzar la prórroga e incluso adelantar en la misma a la Otra Oranje. El Ajax se repuso a los dos zarpazos del centro delantero naranja y se impuso por 4-2, pero todo el país reparó esa noche en la mística unión entre el cielo y la tierra que habían protagonizado los Mühren.

robert Muhren 3Robert, a la sazón un delantero ambidiestro de gran movilidad por todo el frente del ataque a pesar de la corpulencia derivada de su 1.80, ya no abandonaría su idilio con las mallas en todo el curso. Sus 25 conquistas en Liga apenas fueron mejoradas por las 30 de Lars Veldwijk (Excelsior) y las 27 de Ruud Boymans (Willem II), pero para entonces su nombre ya figuraba con letras rojas en las agendas de varios conjuntos de la máxima categoría.

Aún así le costó decidirse a dar el salto a la élite, que se produjo ya con la presente temporada comenzada y después de haber firmado seis tantos en las cuatro primeras jornadas de la Jupiler League (Segunda holandesa). Robert decía adiós a su querido Kras Stadion luego de tres campañas en las que anotó 55 goles en 111 partidos con el primer equipo Oranje.

La llamada de Van Basten, antiguo compañero en la selección de su tío Arnold (precisamente quien le puso aquella parábola en la final de la Euro 88 que acabó en la mejor volea de la historia), jugó muy en favor del AZ, pero aún más los escasos 31 kilómetros que separan Volendam de Alkmaar, lo que permitiría a Robert seguir viviendo en su pueblo y alterar lo menos posible su ritmo sosegado, en las antípodas del divismo y las alharacas de la inmensa mayoría de los profesionales del balompié contemporáneo.

«Una firma deportiva me ha hecho una oferta para lucir sus botas, y eso está bien, pero esos colores tan brillantes que tienen la mayoría de ellas no van conmigo. Tampoco soy de llevar tatuajes, peinados extraños, celebrar mis goles haciendo un corazón o hacer gestos para responder a los vítores de la grada. Mi perfil es más normal, más de toda la vida. No creo que deba cambiar y volverme loco por el simple hecho de jugar en Primera división con el AZ», confesó hace unos días.

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Arnold y Gerrie, tras ganar la Copa de Europa con el Ajax en 1973.

Arnold, Gerrie y Jan Mühren, con el Volendam, en 1970

Arnold, Gerrie y Jan Mühren, con el Volendam, en 1970

Reconoció Robert que el día que se estrenó con la elástica roja de los de Alkmaar no pudo evitar acordarse de todo el clan futbolero familiar, empezando por su padre Peter, el único que no logró hacer carrera profesional a pesar de que, según cuentan por sus pagos, era el más talentoso de los cuatro hermanos.

A sus tíos Arnold (Volendam, Twente, Ajax, Ipswich, Man United), Jan (Volendam) y el fallecido Gerrie (Volendam, Ajax, Betis, MVV, Seiko HK, DS’79) siempre les agradecerá los buenos consejos que le dieron desde pequeño y el inolvidable recuerdo de los partidos improvisados en el jardín del hogar de su abuelo paterno. «Me enseñaron a amar el fútbol y a disfrutarlo desde la simplicidad y la sencillez. Gerrie era un mago con el balón, Arnold siempre estaba en el sitio justo y te daba la pelota en el sitio perfecto y Jan era puro nervio y velocidad. La mayoría de lo que sé de este deporte se lo debo a ellos y a mi padre».

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Cocina, Fútbol, La Delizia, Londres, Oficina

LA ‘OFICINA’ DONDE SE COCINA EL FÚTBOL LONDINENSE

imageEn apariencia, La Delizia Limbara es un simple restaurante de comida italiana, uno más del millar largo que trata de ganarse la vida a diario en Londres. Ubicado en plena milla de oro del barrio de Chelsea, a tiro de piedra de South Kensington, este pequeño establecimiento fundado en 1986 se ha hecho un nombre en el amplísimo universo gastronómico de La City por mor de la calidad de sus viandas, sus excelsas pizzas y un expresso que no desmerece en nada al del romano Caffé Sant’ Eustaquio.

Pero hay algo más. O mucho, porque si eres un apasionado del fútbol, la diminuta trattoria que dirige Michele Damiano te ofrece la posibilidad de disfrutar de un glorioso antipasto a base de mozzarella di bufala, burrata, prosciutto di Parma o mortadela di Bologna sentado junto a alguna leyenda del deporte rey, cuando no presenciar por el rabillo del ojo derecho el cierre de una negociación entre representantes top mientras degustas un exquisito penne all’arrabbiata.

A imagen y semejanza de lo que sucede con El Asador Donostiarra, El Chistu o De Maria en Madrid, La Delizia pasa por ser el principal centro neurálgico del mundillo del balompié en la capital inglesa. «Todo empezó cuando a principios de los 90 aterrizaron varios italianos en el Chelsea. Algunos, como Vialli o Zola, vivían por aquí y empezaron a frecuentarnos, atraídos por la calidad de nuestros platos y por el café. Luego el boca a boca y el estar situados al lado de King’s Road, por donde tienen sus casas muchos ex futbolistas y entrenadores, ayudó lo suyo para que en estos momentos nuestra casa sea un referente y un lugar de cita para un montón de personas relacionadas con el fútbol», explica con orgullo Damiano, napolitano de pura cepa a pesar de las cuatro décadas que lleva ya viviendo en Londres.

Curiosamente, su estrecha vinculación con el mundo del teatro y del cine como productor (en 2010 estrenó el film Journal of a contract killer), atrajo en un primer momento a personajes del mundo del celuloide, que aún siguen dejándose caer por el número 63 de la Chelsea Manor street para saborear su insuperable pizza de funghi, prosciutto, burrata y tartufo.

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Sol Campbell y los dos Micheles.

Pero en los últimos años ha sido el gremio de la redonda el que se ha adueñado de las ocho pequeñas mesas de que dispone el local. «Nuestra clientela vinculada al fútbol ha pasado de ser básicamente italiana a internacional. Por citar algunos de ellos, le diré que aquí han comido o cenado Mark Hughes, George Best, Fabio Capello, Roberto Di Matteo, Evra, Marco Tardelli, Franco Baldini, Giovanni Trapattoni…».

La universalidad del balompié y los muchos lugares comunes que comparten ha posibilitado además que Michele haya hecho migas de las buenas con alguno de estos clientes VIP. Es el caso de Sol Campbell. El ex capitan del Tottenham, Arsenal y la selección inglesa ha hecho de La Delizia su centro de operaciones, ya sea para tomarse un café, tener una reunión de negocios, almorzar o cerrar el día compartiendo mesa y mantel con Damiani y su inseparable paisano Michele Autorino.

«Me encanta este lugar. Aquí me siento como en mi casa. Conocer La Delizia y a los Micheles ha sido de lo mejor que me ha pasado desde que nos vinimos a vivir a Londres desde Newcastle. Te encuentras con mucha gente de fútbol, con lo que siempre tienes la posibilidad de disfrutar de una conversación interesante. Y además me queda muy cerquita de mi apartamento, así que: ¿se puede pedir más?», me confesaba el granítico ex zaguero de origen jamaicano tomando un cappuccino, su debilidad.

La actividad en las mesas de este singular templo gastronómico puede llegar a ser frenética, ya sea a las 10.30 de la mañana, momento en el que abre sus puertas para servir café, o hacia la medianoche, cuando María, Fabiola, Grazia o Charlotte, el cuarteto de eficientes y encantadoras camareras del establecimiento, avisan cortésmente a sus últimos clientes de que vayan apurando el limoncello de rigor para poder echar el cierre.

En ese amplio espectro horario es posible coincidir e incluso departir con directivos del prestigio de Gianluca Nani, responsables de scouting como Filippo Giraldi (Watford), presidentes de clubes como Becchetti (Leyton Orient), directores deportivos como Mauro Milanese, técnicos como Adolfo Sormani, periodistas como Stefano Boldrini (corresponsal de La Gazzetta dello Sport en el Reino Unido) o agentes de jugadores como Seb Ewen o Mihailo Ivanovic.

El buen rollo que preside en La Delizia y la hospitalidad marca de la casa ayudan sobremanera a los recién aterrizados en esta cosmopolita y multicultural megalópolis, pero en muchas ocasiones también impersonal y poco solidaria. De ello puede dar fe Guglielmo Acri. El hasta hace pocos meses director deportivo del Pescara ha decidido dar un paso al frente y tratar de abrirse camino en uno de los escasísimos lugares del planeta en el que el balompié no se encuentra en números rojos.

Con una amplia experiencia como ojeador en los cuerpos técnicos de la Lazio, Bari, Ternana o Palermo, Acri ha encontrado en esta pequeña Casa de Italia en suelo sajón la oficina perfecta desde donde orientar sus pasos en un terreno desconocido para él. «El que la mayoría de la gente del fútbol londinense conozca este restaurante te facilita mucho las cosas a la hora de organizar una reunión o citarte con alguien para saber de primera mano qué se cuece en las distintas categorías de Inglaterra. Además, una buena pizza o un rissotto siempre son de ayuda para animar a tu interlocutor a soltarse y contarte más incluso de lo que venía dispuesto a decirte», comenta con una sonrisa de oreja a oreja alguien que fue cocinero antes que fraile.

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FOTOS: DAVID RUIZ

Tal cual. «Cuando era joven trabajé un par de años en una trattoria familiar, donde pude dar rienda suelta a mi pasión por la cocina. Es algo que me fascina desde que era pequeño. Siempre que tengo la oportunidad, me pongo manos a la obra en casa y preparo casi cualquier plato de la gastronomía romana. Debe ser por eso que en este ambiente me encuentro como pez en el agua», admite sin ambages el último eslabón de la numerosa familia que comandan los dos Micheles.

Ni que decir tiene cuáles son los colores de la simpática pareja de amigos partenopeos. «Somos hinchas del Nápoles, claro. Aunque este año no hemos empezado bien, pero los dos confiamos en Benitez, un gran técnico. La pasada temporada estuvimos en Gales viéndoles contra el Swansea. Fue una experiencia increíble. Ojalá este año podamos repetir. Desde luego, si llegan a la final, nos vamos a Varsovia sin dudarlo», reconoce Damiano.

La decoración minimalista de La Delizia (llamada así por ser un lugar donde se pueden consumir platos deliciosos) no incluye una sola referencia, ya sea fotográfica o de algún otro tipo, que delate ese perenne aroma futbolero que desprenden sus cuatro paredes. Bueno, en realidad si hay uno, pero que a los ojos de su selecta clientela pasa completamente desapercibido: las dos caricaturas que encabezan la lista de platos que ofertan en el menú del día son, en realidad, Fabio Capello y Kevin Keegan, dos prohombres del fútbol italiano e inglés, cuya fusión con la cultura local y la gastronomía mediterránea han hecho de este minúsculo rincón del barrio más coqueto de Londres una referencia para los amantes de la redonda. ¡Buon appetito!

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