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Unión Berlín: el equipo que odiaba la ‘Stasi’ se cuela en la Bundesliga

El viento cambió al fin de dirección en el An den Alten Försterei y el Unión Berlín, pariente pobre del balompié en la capital alemana, pudo dejar a un lado ese estigma de la desgracia que le ha perseguido históricamente y tocar el cielo con los dedos después de noquear inesperadamente al Stuttgart de Pavard y Mario Gómez en el Relegation Play-off y colarse por vez primera en la Bundesliga en su no demasiada larga vida. 

Fundado en plena Guerra Fría (1966) en Köpenick, el barrio obrero por excelencia de la parte oriental de Berlín, el conjunto del que es hincha acérrima la famosa cantante Nina Hagen y que floreció con inusitada efervescencia en la extinta República Democrática Alemana (RDA) sobre las cenizas del FC Olympia Oberschöneweide, es un auténtico superviviente cuyo gran tesoro es su incondicional parroquia, de las más fieles y empáticas del país nibelungo. 

Tal vez sea porque esa enorme e ‘infernal’ grada de pie del Alten Försterei retrotrae al fútbol de otro tiempo o porque en esa Bombonera de bolsillo se escucha antes de cada partido el que es considerado himno más bonito del balompié teutón. El caso es que la hinchada de Die Eisernen (los hombres de hierro) hizo del nombre de su club un lema vital del que son hoy partícipes desde trabajadores del metal hasta miembros de las comunidades hippies y punks de Berlín.

Iniciativas del calado de ‘Sangrar por Union’, en la que sus incondicionales donaron sangre para recaudar fondos que permitieran al equipo participar en la Liga Regional Norte; la venta de camisetas y de entradas para un concierto de rock; organizar un amistoso con sus ‘primos-hermanos’ del Sankt Pauli para salvar el pellejo en 2004; o ponerse el mono de trabajo y acometer con sus propias manos las mejoras de su pequeño templo, requeridas por la Federación para poder disputar la promoción a Primera división, son sólo un pequeño botón que demuestra la grandeza de ese ejército de 21.500 almas dispuestas a lo que haga falta por mantener vivos sus colores rojiblancos.   

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Invasión final del césped por parte de la afición del Union tras lograr el ascenso.

‘ALTER EGO’ DEL ATLÉTICO

Si de colores fuera esta historia, podría decirse que el Unión es un alter ego ‘a la alemana’ del Atlético de Madrid. Y es que la mala fortuna se cebó en ellos las dos únicas veces que lograron sacar un billete para competir en el viejo continente: en 1968 ganaron la Copa de la RDA, pero la Primavera de Praga les impidió viajar a Occidente. En 2001 se clasificaron para la Copa UEFA, pero su esperado retorno fue aplazado por culpa del 11-S.

Con apenas un título en sus vitrinas y dos finales de Copa perdidas (1986 y 2001), al Union le tocó convivir y sufrir al otro lado del famoso Muro al temido Dínamo de Berlín, el niño mimado del régimen socialista de Erich Honecker y especialmente de Erich Mielke, ministro del Interior y jefe de la Stasi. Hincha acérrimo del Dinamo, del que no se perdía un partido en casa, Mielke amañó varias Oberligas en favor de su club: no en vano la ganó diez años de manera consecutiva. Y si de paso podía hacerle la pascua a sus vecinos del Union, tanto mejor. 

Pero volviendo a los felices días actuales, el inesperado pelotazo de los hombres de hierro dirigidos por Urs Fischer, un once corajudo e intenso que pelea cada pelota como si fuera la última de sus vidas, ha sido posible gracias a la aportación de su principal figura: su estadio. La caldera de Köpenick, con los aficionados rugiendo literalmente sobre los hombros de los rivales, dada la extrema cercanía de la grada al césped, ha llevado en volandas a una Unión que sumó 38 de sus 57 puntos en el Alten Försterei, repartidos en 11 victorias, cinco empates y una sola derrota. Números que le han convertido en el mejor local de toda la Bundesliga 2.   

La capacidad intimidatoria que los 21.700 hinchas que abarrotaron cada partido del Unión consiguieron durante esta histórica campaña contrasta radicalmente con la calidez y fraternidad que exhiben durante las fiestas navideñas. El recital de villancicos, con las gradas a reventar, pasa por ser uno de los eventos estelares e imperdibles de tan señaladas fechas en la ciudad de Berlín. No cabe duda que el del próximo diciembre tendrá un sabor especial, con el carismático e irredento Unión compitiendo de igual a igual con Bayern, Borussia Dortmund, RB Leipzig, Eintracht, Schalke 04… Willkommen! 

 

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Ajax, Champions League, Fútbol Total, Stefan Kovacs

Searching for Stefan Kovács

La inesperada al tiempo que aplaudida irrupción del sorprendente Ajax de Erik ten Hag en esta última versión de la Champions League ha reactivado en la mente de no pocos nostálgicos del balompié figuras como la del icónico Johan Cruyff o Rinus Michels como los preconizadores de una idea futbolística que, así que pasen los años, sigue tan vigente como aquella noche de diciembre de 1966 en la que la orquesta ajacied aniquiló al Liverpool del mítico Bill Shankly en el viejo Olímpico de Amsterdam en mitad de una densa niebla.

La historia y, en este caso, la memoria colectiva, tiende a dejarse en el tintero detalles o personas sin las cuales ciertas empresas nunca hubieran tenido el mismo desenlace feliz. Eso lo saben bien por las calles de Amsterdam, donde ningún hincha ajacied por encima del medio siglo olvidará jamás a una de las figuras más enigmáticas y a la vez brillantes en el tempestuoso mundo de los banquillos.

Tan enigmático que hasta el mismísimo Steven Spielberg, a la sazón creador de ET o La Guerra de las Galaxias, se desplazó hasta Transilvania con la intención de entrevistar al “misterioso señor Kovács”. Porque, en verdad, la vida y milagros del hombre que logró cautivar al planeta fútbol llevando la batuta del invencible y magistral Ajax a principios de los 70 está aún hoy plagada de interrogantes.

La conmoción generalizada por la contratación del Tata Martino para sustituir a Tito Vilanova en el banquillo del Camp Nou, en el verano de 2013, fue un mero temblor sísmico comparado con el tsunami que provocó en Amsterdam la elección del entrenador que debía tomar las riendas de la mejor escuadra del momento después de que Rinus Michels, el padre de la criatura, anunciara su marcha al Barcelona.

“Un desconocido viene de un país en el que sólo el nombre de Drácula te dice algo para hacerse cargo del Ajax”, publicaban en junio de 1971 los medios holandeses con un claro deje de menosprecio en referencia al rumano Stefan Cováci, ‘Pisti’ (plomo) para los más allegados, de nacimiento István Kovács por mor de su ascendencia magiar paterna, o Stephane Kovax, como lo rebautizaron en Francia dos años más tarde después de aceptar el reto de recomponer el maltrecho balompié del país vecino desde los cimientos.

Los aceptables méritos contraídos por el preparador nacido en Timisoara al frente del Steaua durante los cuatro años precedentes (una liga y tres Copas de Rumanía) para llegar al viejo De Meer fueron una carta de presentación poco creíble a ojos de un país que por vez primera asomaba orgulloso la cabeza en el panorama futbolístico de la mano de una generación irrepetible de cracks, con Johan Cruyff a la cabeza.

Aunque nunca se supo a ciencia cierta qué fue lo que movió a los mentores del Ajax a decantarse por Stefan Kovács, la rumorología apunta a dos factores: ser el más barato en la lista de 15 técnicos que manejaban y su origen judío (sus abuelos fueron deportados a Auschwitz, donde perecieron víctimas del Holocausto), un detalle no menor en una entidad fundada y regida por miembros de la comunidad hebrea amsterdanesa.

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Kovács, alzado a hombros por sus jugadores tras ganar la tercera ‘Orejona’ a la Juve. Foto: AFC AJAX

Sea como fuere, ese don nadie, que a fines de los años 30 emigró a Bélgica para jugar en el Charleroi y poder pagarse los estudios de ingeniería textil, ‘hermano de’ Nicolae Covaci, uno de los cinco únicos futbolistas que tomó parte en los tres Mundiales de entreguerras, y apenas considerado por sus compatriotas el cuarto mejor entrenador de todos los tiempos por detrás de Mircea Lucescu, Anghel Iordanescu y Laszlo Bölöni, ingresó en los anales de la historia del deporte rey arramblando durante el par de campañas que guió a los tulipanes con todas las competiciones que disputó. Apenas se le resistió la Copa de 1973, de la que su invencible ejército de apóstoles del llamado ‘Totaal voetbal’ fue apeado a las primeras de cambio por el NAC Breda.

Su bautismo de fuego, que tuvo lugar un 15 de agosto de 1971 ante el FC Twente, despertó idéntica expectación a la de Martino frente al Levante. Si bien el triunfo de su Ajax (0-2 en Enschede) fue mucho más discreto que el logrado por las huestes del técnico rosarino, puso la primera piedra a una temporada memorable y jamás vista hasta el día que Pep Guardiola se puso el mundo por montera conquistando todos los títulos en juego en un solo año con el Barça.

Sin embargo, el de Santpedor no puede presumir de haber acumulado en su caja de caudales los éxitos de Kovács en sus dos primeras campañas dirigiendo la nave culé. Y no sólo en lo que se refiere a títulos (dos Copas de Europa, dos Ligas, dos Supercopas de Europa, una Intercontinental y una Copa de Holanda). Bajo su batuta, el Ajax se impuso en sus 46 partidos como local; anotó 206 goles en Liga, por apenas 38 en contra y obtuvo un 85% de victorias en los 123 choques que estuvo al mando, con un promedio de 3’3 goles por encuentro.

DIO LIBERTAD AL 4-3-3 DE MICHELS
Covaci II, como era conocido en Rumanía hasta hacerse con el timón del Ajax, no se limitó a ser un mero continuador del atrevido estilo engendrado por Michels. Lo perfeccionó y encumbró metiéndolo en una coctelera con algunos preceptos técnicos rescatados de la gran Hungría de Puskas, Kocsis o Higdekuti (toques en corto y el uso de la pared como recurso ofensivo), tácticos (la presión asfixiante en el propio área rival y una sincronía casi infalible al hacer el fuera de juego) y humanos.

‘Pisti’ poseía la mano izquierda que nunca llegó a tener el ‘General’ Michels a lo largo de su longeva carrera como entrenador. Kovács se metió en el bolsillo en un abrir y cerrar de ojos a un vestuario plagado de genios, encorsetados sin embargo por el rigor espartano del 4-3-3 de su predecesor.

El rumano apeló a sus raíces magiares para dotar de musicalidad a ese rodillo que trituraba a sus enemigos a partir de una descomunal potencia física. No bastaba con ganar por acoso y derribo. También debía haber espacio para la estética, la diversión y el espectáculo.

En aras de su particular ideario balompédico, sentó en el banquillo a Velibor Vasovic, toda una institución en el club, para dar entrada a Hors Blankenburg, con mejor salida de balón que el serbio. Del mismo modo, animó a Wim Suurbier y Ruud Krol a surcar con mayor audacia las bandas, lo que implicaba que Johan Neeskens, Arie Haan y Gerrie Mühren hubieran de multiplicarse en labores defensivas.

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Amancio cabecea ante Arie Haan en el Bernabéu, en la vuelta de la semifinal entre Real Madrid y Ajax de la 72-73.

Nadie supo exprimir el talento y la imaginación de los Cruyff, Neeskens, Swaart o Keizer como este hombre afable, sencillo, divertido, contemporizador y sumamente ocurrente que permitió durante su mandato la presencia de las esposas de los jugadores en las concentraciones, o que se fumaran un ‘pitillo’ de vez en cuando, acaso porque él mismo se pasaba los partidos colgado de un cigarrillo en la boca.

Soy tu entrenador, no tu peluquero. Si a tu mujer le parece bien, a mí también. Por lo único que voy a juzgarte es por el número de goles que marques al acabar la temporada”

Esa ‘democratización’ futbolística procedente del este de Europa, en concreto de un país donde paradójicamente gobernaba el comunista Ceaucescu, se dejó sentir desde el día que Kovács plantó bandera en el campo de entrenamiento ajacied. Neeskens inquirió al nuevo técnico si les obligaría a cortarse la melena para poder jugar, como sucedía con el estricto Michels: “Soy tu entrenador, no tu peluquero. Si a tu mujer le parece bien, a mí también. Por lo único que voy a juzgarte es por el número de goles que marques al acabar la temporada”, le respondió ‘Pisti’.

Pero bajo esa condescendencia suya, que para algunos jugadores, caso de Gerrie Muhren, supuso el principio del fin de una escuadra mítica, subyacía una recia personalidad que afloraba cuando era necesario. “Los resultados demuestran que fichar a Kovács fue la decisión correcta”, dijo en su día Cruyff. “Como técnico, era un estratega brillante. Como persona, era muy amable, con un gran sentido del humor. Su metodología nos ayudó a crecer y subir un escalón más”, asegura Johnny Rep, autor del gol que dio al Ajax su tercera Copa de Europa consecutiva en Belgrado, precisamente ante la Juventus.

A LOS ENTRENAMIENTOS EN BICICLETA
La pertinaz sencillez y modestia de la que siempre hacía gala cautivó no sólo a sus pupilos, sino a toda Holanda. Hasta el punto de que la reina Beatriz llegó a ofrecer a Ceaucescu un regalo durante su visita al país de los tulipanes en agradecimiento por haberles ‘cedido’ a un Kovács que aparecía cada mañana en De Meer montado en su inseparable bicicleta.

Como no pocos aspectos de su vida, la decisión de abandonar la escuadra del guerrero aqueo en su máximo apogeo estuvo envuelta en un halo de misterio. La versión más aceptada es que el preparador rumano, como gran visionario que era, intuyó la desintegración de su Ajax tras la marcha de Cruyff al Barcelona y optó por seguir los pasos del timonel.

Hay quien vio en su inesperada renuncia la mano negra de Ceaucescu y su tenebrosa ‘Securitate’, que habría amenazado a Kovács con ensañarse con su entorno familiar si no regresaba de inmediato a Rumanía para hacerse cargo del combinado nacional.

Esta teoría cobraría fuerza después de conocerse recientemente que el ministerio de Deportes francés contactó con el propio dictador del país de Los Cárpatos para que les cediera a su entonces entrenador más reputado a cambio de una cantidad fija de francos mensuales y determinados favores comerciales. El órdago galo resultó de lo más convincente porque el preparador de Timisoara aceptó el reto de liderar la revolución del fútbol francés desde el puesto de seleccionador.

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Stefan Kovács (izda), posando con una selección francesa en la que figuran Marius Tresor y Bernard Lacombe.

Su afán por abrir paso a las nuevas camadas posibilitó el desembarco en la ‘Tricolor’ de Michel Platini y Alain Giresse, entre otros. Bajo el liderazgo de semejante par de artistas del cuero y la dirección técnica de quien fuera su ayudante de campo, Michel Hidalgo, Francia alcanzaría nueve años más tarde su primer gran logro con la Eurocopa de 1984. Un hecho que el rumano predijo nada más aterrizar en París. Sea como fuere, su mayor legado en el país vecino fue sentar las bases de lo que más tarde sería el centro de formación de Clairefontaine.

Sus últimas aventuras en los banquillos (selección rumana, Panathinaikos y Mónaco) estuvieron marcadas por el fracaso, lo que acabaría sumiendo a Kovács en un deseado olvido que le permitió retirarse en 1987 a uno de los tres apartamentos que adquirió con las primas ganadas con el Ajax en Cluj-Napoca, la hermosa localidad transilvana en la que arrancó su carrera como técnico y donde, según llegó a reconocer, “alcancé la felicidad plena”.

Un cáncer de pulmón sesgaría su existencia 12 días antes de que su amado Ajax añadiera en el viejo Prater vienés la cuarta estrella continental a su gloriosa elástica tras batir al Milan de Fabio Capello mientras disfrutaba de una partida de cartas con sus viejos camaradas del Universitatea.

Un millar de personas le tributó un merecido adiós en su funeral, al que no faltó la columna vertebral de aquel equipo con el que cambió para siempre la historia del fútbol moderno. Ese grupo de jugadores que el día que se despidió de la afición ajacied en De Meer, con un 12-1 al Vitesse, le regaló un coche para que aparcara de una vez por todas su vieja bicicleta. Nunca lo hizo.

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Aduriz, Bota de Oro, Fútbol, Gornik Zabrze, Igor Angulo, Polonia

Igor Angulo, el ‘otro Aduriz’ la rompe en Polonia y lidera la ‘Bota de Oro’

Igor Angulo (Bilbao, 1984) no era ni siquiera un proyecto vital cuando Andrzej Szarmach, el bigotudo e infalible ariete con trazas de oso pardo que patentó buena parte de los goles de la mejor Polonia de siempre al alimón con el mítico Grzegorz Lato, ejercía de ídolo máximo en el Ernest Pohl stadion de Zabrze, la casa del Górnik, el histórico club silesio que ostenta, junto al Ruch Chorzów, el récord de coronas del balompié patrio, con catorce títulos ligueros.

Los días de gloria del Górnik se marchitaron con las últimas bocanadas del comunismo y durante casi tres décadas su afición quedó varada en el recuerdo de los goles del inolvidable panzer de Gdansk. Futbolistas de la talla internacional de Jan Urban, Robert Warzycha, Jerzy Brzęczek, Tomasz Hajto o Arkadiusz Milik fueron incapaces de llenar un vacío que, sin embargo, parece empeñado en ocupar ahora este veterano extremo izquierdo, reconvertido en ariete, que del mismo modo que Aritz Aduriz está viviendo una segunda juventud a sus 33 años.

Los diez goles anotados por Angulo en las ocho primeras jornadas (sólo ha jugado siete) de la Liga Ekstraklasa con la elástica del Górnik no sólo han colocado al flamante capitán de los de Zabrze al frente de la tabla de mejores artilleros del campeonato doméstico, doblando en dígitos a su más inmediato perseguidor, el portugués Paixao, del Lechia Gdansk.

El bilbaíno encabeza igualmente la lista de aspirantes a la ‘Bota de Oro’ de las ligas que han arrancado a lo largo de este verano. El brasileño Fernando Karanga (CSKA de Sofía), con ocho tantos; el colombiano Falcao (Mónaco) y el ghanés Ernest Asante (Nordsjaelland), ambos con siete, son quienes más se acercan a los impresionantes guarismos del gran culpable del resurgir de las cenizas del ‘Trójkolorowi’ (Tricolor).

Quien fuera fugaz compañero de fatigas de Ezquerro, Urzáiz o Joseba Etxeberria en la vanguardia del Athletic Club hace más de una década, se ha soltado definitivamente la melena en suelo polaco después de una larga retahíla de experiencias con más sombras que luces en los escalones menores del balompié español (Segunda y Segunda B), Chipre y Grecia. De hecho, el despertar de su ahora infalible olfato goleador no se produjo hasta que recaló en el Real Unión de Irún (2011-13). A sus 20 tantos en las dos campañas que pisó el Municipal de El Gal; siguieron otros nueve en el Enosis (Segunda chipriota); catorce en el Apollon Smirnis (Segunda griega); y ocho en el Platanias (Superliga helena).

El acelerón definitivo lo pegó el actual Pichichi polaco al embarcarse hace un año en el proyecto de un Górnik que buscaba  su regreso a la máxima categoría. Al canterano del Danok Bat no le pudo salir mejor su arriesgada apuesta de cambiar un Primera en Grecia por un grande del este de Europa venido a menos empeñado en salir de una vez por todas de la penumbra en la que se ha visto sumido durante los últimos 30 años.

Las 17 conquistas firmadas por Igor durante el pasado ejercicio resultaron decisivas para que Zabrze presuma de nuevo de poder codearse con la flor y nata del fútbol polaco. El ex del Athletic puso la guinda a ese anhelado ascenso con un ‘póker’ ante el Chojniczanka, a la sazón su mejor marca en 90 minutos. “Probablemente ese fue el mejor día de mi carrera. Mejor de lo que había soñado: ascenso y mejor goleador del campeonato”, señaló tras su postrera hazaña de fin de curso.

Pero lo mejor estaba por llegar. Luego de aceptar llevar la voz cantante del Górnik en su retorno a la Ekstraklasa y ampliar un año su compromiso con los de Silesia, el ’17’ de los de Zabrze ha protagonizado un inicio liguero absolutamente fulgurante. Se estrenó en Primera colándole un doblete al Legia Varsovia, a la sazón campeón en vigor; prosiguió con otro golito ante Jagiellonia Bialystok, para continuar con un ‘hat-trick’ ante el Wisla Cracovia, el otro grande del campeonato. Su séptima diana en cuatro encuentros llegaría frente al Lechia Gdansk.

Pese al pequeño apagón que sufrió ante el Arka Gdynia y el MKS Cracovia (el club del que fue portero en sus tiempos mozos el Papa Juan Pablo II), Angulo regresó a lo grande por la senda del gol en la última jornada previa al parón de selecciones nacionales: un nuevo ‘triple’, el segundo de la temporada, frente al Wisla Plock. El 2-0, un inverosímil remate de tijera superando por encima al meta rival tras recibir una diagonal a media altura, fue elegido el tanto de la jornada y, al tiempo, el mejor en lo que va de liga.

Un presente tan inesperado como idílico el que está viviendo este centro delantero zurdo de nuevo cuño a 2.400 kilómetros del ‘botxo’, en un país sin apenas similitudes culturales con España. “Venir aquí fue una decisión difícil. Yo soy un ejemplo de que te puede ir muy bien en el extranjero, pero hay cosas bastante duras: la adaptación a otro país, el clima, el idioma y el estilo de vida. Echar de menos a tu familia y amigos y, aun así, ser capaz de rendir al máximo… Es muy complicado”, reconocía Angulo recientemente ante los micrófonos de Ser Deportivos Bilbao.

Su espectacular racha goleadora le ha servido para meterse en el bolsillo a una afición que ha hecho del atacante vasco su nuevo icono y referente. Y es que pocos son los que dudan que el actual sexto puesto de los de Marcin Brosz en la tabla (a dos puntos del tándem formado por el Lech Poznan y el Zaglebie Lubin) se cimenta en la capacidad anotadora de su capitán.

“Aquí es donde me he sentido más futbolista. Tenemos la afición que llena más el estadio en el país, con una media de 25.000 espectadores por partido. El ambiente en los partidos es increíble. Estoy muy bien aquí, a gusto. No me planteo el mañana. Lo único que quiero es seguir disfrutando de este momento y tratar de seguir ayudando con mis goles al Górnik”. Palabra de ‘Bota de Oro’.

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Los ultras del Hajduk: de hacer fuego en el estadio a sofocar el gran incendio de Split

Su nombre, Torcida, proviene de un amor pretérito hacia la hinchada brasileña y su peculiar estilo de apoyar a sus clubes y a la canarinha. Mucho ruido, cánticos interminables y también un poquito de ‘presión’ añadida a rivales y árbitros. La deformación profesional de esos métodos acabaron convirtiendo al principal grupo ultra del Hajduk Split en una de las más peligrosas y temidas aficiones del Viejo Continente. Hace poco más de un año dieron fe de sus ‘cualidades’ durante la Euro de Francia poniendo patas arriba el Croacia-República Checa de la primera fase y obligando a las autoridades galas a blindar el España-Croacia ante sus amenazas de tratar de reventarlo.

Pero esa imagen de violentos sin escrúpulos, que acostumbran a ‘incendiar’ los partidos de su equipo con una batería interminable de bombas, bengalas y todo tipo de artilugios pirotécnicos cuando les viene en gana, cambió radicalmente la noche del pasado lunes. El brutal incendio que devastó los alrededores de la segunda ciudad más importante del país balcánico a comienzos de esta misma semana acabó convirtiendo a la Torcida en héroes inesperados tras lanzarse en masa a prestar auxilio al cuerpo de bomberos local, que no daba abasto en sus intentos por sofocar unas llamas que llegaron a alcanzar un buen puñado de casas en uno de los barrios periféricos de la bella localidad bañada por el mar Adriático.

La movilización de estos hinchas radicales de ideología ultraderechista se produjo luego de un mensaje urgente lanzado por uno de sus ‘capos’ a través de la cuenta que la ‘Torcida’ tiene en una conocida red social. «La situación actual exige una respuesta rápida y toda la ayuda que podamos proporcionar a los bomberos sobre el terreno. Instamos a todos los miembros de Torcida para encontrarnos frente al monumento del HOS, a las 20:30 horas. Allí recibiremos las instrucciones del comandante de bomberos. Llevad pantalones largos, camisas y un pañuelo para cubrir la cara. ¡Esto no es una petición, es una orden!».

Superados por la magnitud del fuego que amenazaba a última hora de la tarde del lunes con provocar una tragedia de dimensiones desproporcionadas, los bomberos no podían dar crédito al ver a sus habituales ‘enemigos’ en el Poljud stadion, en donde son ya fijos junto a las fuerzas del orden para controlar los desmanes pirotécnicos de los ultras, surgir a cientos de la nada para ponerse a sus órdenes y ayudar en todo lo que se les requiriera en el largo y extenuante proceso de extinguir por completo las llamas.

La acción conjunta de bomberos y ultras (a la llamada también acudieron los Tornado, BBB, Kohorta y Ultras Vincovci), amén de otros ciudadanos anónimos que se sumaron a la lucha contra la terrible amenaza que se cernía sobre la ciudad, e incluso algunos jugadores de la primera plantilla del Hajduk, caso de Josip Juranovic, Toma Basic, Ivan Prtajin, Zvoninir Milic y Jerko Separovic, logró bien entrada la madrugada controlar la práctica totalidad de los numerosos focos en que se había extendido el gigantesco incendio, el peor que se recuerda en toda la Dalmacia.

La decisiva intervención de varios cientos de hinchas radicales en la dramática e interminable noche del lunes fue, por una vez, alabada y aplaudida desde todos los sectores de la sociedad croata, empezando por la propia secretaria de Estado para el Deporte, Janica Kostelic, quien a través de las redes sociales dijo: «Gracias a los bomberos, gracias a toda la buena gente que ha ayudado a apagar el fuego, y gracias también a la Torcida, BBB y demás grupos de seguidores por su solidaridad con la ciudad de Split».

Del mismo modo, el entrenador del conjunto balcánico, el español Joan Carrillo, quiso agradecer a sus hinchas el hermoso gesto que tuvieron para con sus conciudadanos aprovechando la rueda de prensa previa al duelo de vuelta de la segunda ronda preliminar de la Europa League que les enfrentará manaña al Levski búlgaro en Sofia. «Quiero dar las gracias en nombre de mis jugadores, del club y del mío propio el trabajo que han hecho los bomberos, voluntarios y la Torcida, que han conseguido con su esfuerzo proteger a la ciudad de Split. Nuestros hinchas han demostrado el corazón que tienen en una situación muy complicada y peligrosa para toda la ciudad. ¡Muchas gracias!».

El preparador natural de Girona explicó a Fútbol que estás en la Tierra el mal trago que pasaron durante toda la jornada del lunes ante el temor de que las llamas se insertaran en el eje de la hermosa villa dálmata, donde se encuentra el mundialmente famoso Palacio de Diocleciano. «Ha sido un verdadero desastre. El fuego se expandió a una gran velocidad y los bomberos no conseguían controlarlo. Precisamente por eso hay que valorar en su justa medida lo que han hecho los aficionados y otra mucha gente que puso en riesgo su vida para salvaguardar a la ciudad y a sus vecinos. Unos y otros demostraron pasión y sentimiento».

Ante la avalancha de felicitaciones y los mensajes de cariño recibidos en las últimas 48 horas desde prácticamente todos los rincones de Croacia, la dirección del mayor grupo radical del Hajduk y, a la sazón, la asociación de ultras más antigua de toda Europa (fue fundada en 1950), emitía un comunicado en redes sociales en el que, al tiempo que restaba importancia a su valerosa actuación enfrentándose al fuego, pedía más respeto hacia ellos de ahora en adelante por considerar que la mala fama que les precede está injustificada y tiene mucho que ver con lo que cuentan de ellos los medios de comunicación.

«Después de haber conseguido entre todos vencer a las llamas, son muchas las llamadas que estamos recibiendo desde todos los Medios para entrevistarnos. Valga este mensaje para decir que ningún miembro de Torcida va a acudir a ningún programa de televisión, radio o va a conceder entrevista alguna para hablar sobre lo que pasó la noche del lunes. No necesitamos auto promoción. Lo que hicimos salió de nuestros corazones, no buscábamos ser carne de los titulares de la Prensa, ni recibir sus felicitaciones. No sabemos cuánto hemos ayudado, pero sabemos que pusimos todo nuestro esfuerzo y empeño en colaborar con los bomberos a controlar la gran amenaza que se cernía sobre nuestra querida ciudad. Si nos alegramos por alguien es por las pobres gentes que han conseguido salvar sus casas del fuego».

Los ultras del Hajduk aprovecharon, eso sí, la coyuntura para lanzar una puya a la Federación Croata y a Davor Suker, su presidente, con el que mantienen abierta una guerra sin cuartel al considerar que con sus designaciones arbitrales favorecen los intereses del Dinamo Zagreb, su eterno e irreconciliable enemigo de la capital. «¡Torcida  siempre será la voz del pequeño individuo! Nosotros venimos luchando desde hace tiempo por un deporte limpio y transparente, lo que muchos no reconocen ni quieren aceptar».

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Champions League, Real Madrid, Zidane

Zidane o el arte de ganar más Champions que nadie en menos tiempo

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“El Madrid ha hecho historia. Lo digo claramente. Hemos logrado lo que nadie ha conseguido. Es un día histórico para todos los madridistas, para todos los jugadores y para mí”. A Zidane lo que es de Zidane. La contundente victoria del Real Madrid sobre la Juventus en Cardiff no sólo sirvió para que los blancos tumbaran al fin esa suerte de maldición que impedía a una escuadra repetir corona continental desde que la Champions es Champions. La duodécima Copa de Europa merengue, que aterrizará en los próximos días en la sala de trofeos del Santiago Bernabéu, ha elevado al técnico merengue directamente hasta los altares de la máxima competición continental y, por ende, mejor torneo del balompié mundial a nivel de clubes.

La clarividencia e inmejorable tino con los que el francés ha guiado los pasos del flamante bicampeón europeo en la campaña que bajó el telón en el Millennium stadium multiplican su valor de manera exponencial si se tiene en cuenta que el Real Madrid estaba a punto de sumar seis décadas sin proclamarse rey de España y del Viejo Continente en el mismo año. Dar valor al ‘equipo B’ en los momentos precisos, dosificar a un CR7 que hasta ahora quería jugarlo todo y llegaba muerto a las instancias decisivas o apostar por Isco de inicio en lugar de Bale en ’su’ final soñada son ejemplos significativos que avalan el sobresaliente que el galo ha obtenido en el balance global de su gestión en su primer ejercicio completo al frente de la nave blanca.

Pero la mayor hazaña del actual dueño del banquillo del coliseo de Concha Espina no ha sido ni siquiera igualar el registro del argentino Luis Carniglia, el hombre que condujo a Di Stéfano, Puskas y compañía a obtener en 1958 su tercera corona europea consecutiva en Bruselas a costa del Milan (3-2) apenas un mes después de adjudicarse el campeonato doméstico. Zidane comparte desde la noche del último sábado con el propio  Carniglia, el rumano Stefan Kovacs y el alemán Dettmar Cramer el honor de ser uno de los cuatro estrategas en la longeva historia de la Copa de Europa que sumaron a su palmarés un par de ‘Orejonas’ en sus dos primeros ejercicios sobre el puente de mando merengue, del Ajax y del Bayern Munich, respectivamente.

Dispuesto a contradecir a todos aquellos que desconfiaban de la falta de experiencia y capacidad del francés para coger las riendas de un morlaco de la enjundia del Madrid tras una campaña y media de resultados mediocres con el filial blanco, Zizou se ha dado más prisa que nadie por meter en sus alforjas dos ejemplares del diamante con más quilates en el mundo del balompié a nivel de clubes. Un año y cinco meses ha sido el escaso margen de tiempo que ha precisado el de La Castellane para embaucar hasta al más acérrimo de sus detractores con la consecución de un ‘doblete’ continental con sabor histórico.

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Han sido 516 días de un master de aprendizaje y crecimiento permanente al frente del vestuario más valioso del planeta fútbol en los que, además de conquistar la undécima y duodécima, ha recuperado el trono liguero para los blancos tras un quinquenio de sequía, añadiendo por si eso fuera poco sendas muescas a la Supercopa de Europa y al Mundial de clubes. Sólo la Copa del Rey se le ha mostrado esquiva desde su toma de posesión, el 4 de enero de 2016. Un balance, en suma, al alcance de muy pocos. De nadie si atendemos al hecho de que el galo venía directamente de dirigir a un conjunto, el Castilla, en una categoría semi profesional, como es la Segunda B.

El único entrenador que, viviendo una situación similar a la del ex internacional francés, fue capaz de firmar la misma gesta que Zizou fue el mencionado Cramer. El preparador germano se hizo cargo del Bayern un 16 de enero de 1975 en sustitución de Udo Lattek, que venía de ganar para los bávaros su primera Copa de Europa. Cramer, que renunció a dirigir a la selección de Estados Unidos por capitanear desde el banquillo a Beckenbauer, Uli Hoeness, Müller y compañía, invirtió también cerca de 500 días en sacar de la crisis al club más laureado de Alemania para añadir a su palmarés su segundo y tercer entorchados de manera consecutiva tras superar al Leeds United (2-0) y a un Saint Etienne (1-0) liderado por un jovencísimo Michel Platini.

Alabado de forma unánime tanto desde dentro de un vestuario complejo donde los haya, como desde la zona noble del Bernabéu, el entrenador marsellés ha sido, por último, capaz en tan estrecho margen de tiempo de provocar un cambio de guardia en toda regla en lo que respecta al liderazgo futbolístico dentro del balompié continental. Sus dos Champions al hilo y el título liguero sellado dos semanas atrás han acabado de manera definitiva con el largo ciclo triunfal del Barcelona como gran dominador del fútbol europeo en la última década.

La era dorada del conjunto azulgrana, marcada a sangre y fuego por aquel 2009 irrepetible con los seis títulos conquistados por el ‘dream team’ de Guardiola, tocó oficialmente a su fin el pasado fin de semana en las Islas Británicas, justo donde comenzó el idilio del propio Zizou con la ‘Orejona’ quince años atrás. La espectacular volea que partiera de su diestra para fulminar al Bayer Leverkusen sobre la impoluta hierba de Hampden Park y otorgar la ‘Novena’ al Madrid fue, sin él saberlo, la primera página de un hermoso cuento en el que cada episodio (y ya van cuatro) concluyó con su equipo comiendo perdices.

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Barça, Celtic, Celtic Supporters, Liga de Campeones, Messi, Parkhead

Messi, Los ‘Celticsaurios’ y el bus de la felicidad: La Champions en estado puro

Soccer - UEFA Champions League - Group G - Celtic v Barcelona - Celtic Park

De tan rutinario, es un procedimiento casi mecánico. Con sus 87 años y una vitalidad que asombra, Glenn se subirá esta tarde al autobús en su parada habitual, el pub Dows, una vez cumplimentada la primera parte de un ritual inalterable a lo largo de seis décadas: la ingesta de cuatro pintas de Guinness. Se sentará en el primer asiento, junto a la ventanilla, y verá las calles de Glasgow pasar. En el asiento de al lado, como siempre, estará Graeme (82), que se sube un rato antes, en el Finnegans Wake pub, luego de tomarse siete lagers, vasos de cerveza que este abuelo con hígado de platino ingiere como si de agua se tratase.

Al ratito, en la parada del Cabin Bar, aparecerá Tom (70), que ocupa uno de los lugares de la segunda fila aunque, a diferencia de sus dos colegas, no prueba una sola gota de alcohol. ¡Qué se le va a hacer! Nadie es perfecto. Pero Glenn, Graeme y Tom tienen algo en común que les ha unido toda la vida: son hinchas fanáticos del Celtic. Las veces que coinciden es en ese bus, que religiosamente los lleva a su amada ‘iglesia’ cada vez que hay un partido del equipo católico de Glasgow en Parkhead.

A medida que pasan las paradas, todas, sin excepción, junto a bares y pubs, el vehículo se va poblando de incondicionales de la escuadra verdiblanca escocesa. A los Celticsaurios de adelante, los jóvenes de atrás los llaman The one-foot-in-the-grave gang, la banda de los de un pie en la tumba. Claro que el sueño de todos ellos es, precisamente, llegar a sentarse en esos asientos delanteros, que por cierto nadie se atreve a ocupar a sabiendas de que están ‘reservados’ al popular trío. Glenn se subió en él por vez primera hace 55 años… y no se ha bajado una sola vez antes de alcanzar la parada del santuario de los bhoys.

Esta tarde, el Celtic bus se poblará nuevamente, de pub en pub, en busca de una misión cercana a lo imposible: sacar los colores al Barça que pilota el ‘comandante’ Messi, cuya idolatría hacia los culpables del fascinante ambiente que se prepara en las noches de Champions League en Parkhead es directamente proporcional a la que esa ingente y curtida tropa de supporters, con los Celticsaurios a la cabeza, profesan por el cinco veces Balón de Oro. Y no sólo por sus gambetas imposibles de detectar, sus explosivas arrancadas, su sacrosanta conducción de zurda o sus libres directos teledirigidos a la escuadra. Aún más si cabe por unas declaraciones que el argentino realizó antes de su anterior visita al templo católico del balompié en Glasgow.

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“Los partidos contra el Celtic en su cancha son especiales y los recuerdo con cariño. Celtic Park es un estadio difícil. Nunca es fácil sacar de allí un buen resultado. Somos conscientes de que si el Celtic te toca en el sorteo tendremos un partido complicado allí, pero todos los que hemos jugado alguna vez un Barça-Celtic en su cancha, queremos volver otra vez allí. Es el mejor ambiente de fútbol de Europa y todos los que amamos este deporte queremos disfrutarlo de nuevo”.

La visita del genio rosarino a Parkhead será el colofón a un 2016 inolvidable para Glenn, Graeme y Tom, que en este último trimestre volvieron a la normalidad con la primera Old Firm en Liga ante el Rangers desde 2012. Todo está nuevamente donde debe, como su ristra de álbumes de recuerdos, repletos de programas de partidos míticos e imágenes con sus ídolos mayores (Jock Stein, Jimmy Jonhstone, Tommy Gemmell, Steve Chalmers, Kenny Dalglish, Paddy Bonner, Paul McStay, Neil Lennon, Henrik Larsson, Chris Sutton, Stan Petrov…) coronando el vetusto mueble del año del caldo que preside el salón de sus respectivos hogares, improvisados museos de una vida en tonos verdes y blancos.

La hazaña ante las huestes de Luis Enrique o una presumible derrota, habida cuenta de la diferencia de arsenal entre el campeón español y el escocés, marcará el ritmo de los latidos en el Celtic bus de vuelta a casa. Euforia máxima y cánticos hasta hacer enrojecer el gaznate, o silencio de cal y mirto. Así es la ‘otra’ Champions League. La de Glenn, Graeme y Tom. La que nunca se televisa, porque no vende, pero de la que estos imbatibles Celticsaurios podrían escribir una enciclopedia desde sus asientos reservados en el autobús de la felicidad.

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Barça, Cristiano Ronaldo, Eduardo Sacheri, El Clásico, Fútbol, Messi, Real Madrid

LA DUALIDAD MESSI-CR7, SEGÚN EDUARDO SACHERI

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Eduardo Sacheri (Castelar, 1967) tiene la rara y exquisita habilidad de emocionar a sus lectores pluma en mano. Como todo argentino amante del balompié que se precie, este maestro del relato futbolero habría dado su mano derecha por tener la zurda de Messi. Pero la vida real, no aquella que pensamos, obliga cada amanecer a poner los pies en la tierra y aparcar nuestros sueños imposibles. Siendo algo menos ambicioso, Eduardo se habría conformado con que el mejor jugador del planeta hubiera brotado del semillero de Independiente, club que el autor de ‘El secreto de sus ojos’, ‘Esperándolo a Tito’ o ‘Las llaves del reino’ lleva grabado en el corazón desde niño. Precisamente una de sus odas al deporte rey, ‘Papeles en el viento’, ahonda en las raíces de ese sentimiento de amor eterno hacia El Rojo, que heredó de su padre.

La pelota y un buen café a la italiana en el bar Dorrego de San Telmo son el gancho perfecto para atraer a la mesa a este prócer del verbo y la palabra bien sonante, cuya agenda está cargada de nuevos e ilusionantes proyectos, tanto literarios como cinematográficos. “Este año publicaré una nueva novela, que estoy acabando. Al mismo tiempo estoy con el guión de un libro de Isabel Allende para una serie de televisión chilena y cuando lo acabe, arranco con Juan José Campanella (Óscar a la mejor película extranjera en 2009 por ‘El secreto de sus ojos’) el guión de un nuevo film. De momento, no puedo dar más pistas”, cierra con una sonrisa de niño travieso.

Inveterado catador de fútbol del viejo continente, Sacheri conoce mucho más de lo que dice saber (su perpetua modestia y humildad se lo impiden). De hecho, la Liga española encabeza la lista de sus preferencias televisivas siempre que no pille Independiente de por medio, en especial si juega en el Libertadores de América, a donde acude religiosamente cada dos fines de semana junto a su chaval, tercera generación de los Sacheri en versión rojo. En donde no terminan de ponerse de acuerdo padre e hijo es en la dualidad Messi-Cristiano Ronaldo. A Eduardo le tira más la gambeta electrizante de La Pulga, mientras que a su chico, hincha del Real, le apasiona la potencia arrolladora del lusitano. “Siempre que hay un Barça-Madrid se vive un pequeño clásico en casa”, reconoce en vísperas de una nueva batalla entre los dos gigantes del balompié español.

Los vientos soplan últimamente en favor de nuestro protagonista, quien como la mayor parte de sus compatriotas recibió con alegría la consecución del quinto Balón de Oro de Lionel. Un galardón que, en este caso concreto y tratando de ser lo más objetivo posible, considera totalmente justificado. “En un deporte de equipo como es el fútbol me parece que debe atenderse al delicado equilibrio entre el lucimiento individual y el provecho que el conjunto saca de esa individualidad excepcional. Y creo que Messi lo encarna del mejor modo. Si Neymar es una estrella en ascenso y en proceso de consolidación, Messi está en la cima. En la cima de ese equilibrio de lucimiento individual y eficiencia de conjunto”.

El 5-3 recién instaurado en el luminoso del choque que vienen protagonizando desde 2008 el pequeño diablo rosarino y el dragón madeirense ha vuelto a abrir brecha en favor del azulgrana en esa vertiginosa carrera por ser considerado el rey de reyes. Sacheri trata de huir de esa dualidad, aunque confiesa que no resulta fácil. “La comparación con Cristiano creo que es tediosa, de tan reiterada, pero al mismo tiempo muy tentadora. Parecen encarnar (y digo ‘parecen’ porque nosotros, desde el llano, construimos una ficción en torno a ellos y opinamos a partir de esa ficción) valores distintos, casi opuestos. Son dos jugadores excepcionales que parecen, reitero el verbo, por pura prudencia en el ejercicio del idioma, enarbolar actitudes éticas y estéticas distintas”.

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Y profundiza en su aseveración. “Hasta el modo de festejar los goles (Cristiano emprendiendo una solitaria y enérgica carrera hacia un rincón, donde lo principal del festejo parece tener que ver con la afición y consigo mismo; Messi volviéndose de inmediato con una sonrisa tan simple como poco cinematográfica para agradecerle al compañero que le pasó el balón) parece fortalecer esta diferencia. Pero insisto: estamos demasiado lejos de su Parnaso como para estar seguros de que lo que colegimos es cierto”.

Defensor a ultranza del talento y la destreza con el cuero, el escritor criollo lamenta profundamente que aún haya paisanos suyos que demonizan al genio azulgrana. “En Argentina una parte bastante significativa de la afición sigue considerando que Messi tiene una deuda impagada con el país: ganar un Mundial. Sin duda es una exigencia desmesurada, injusta, mezquina. Pero muchos hinchas argentinos no tienen ningún prurito en subirse a ese pedestal para mirar a Messi con recelo y con aires de despechado rencor”.

Sacheri gambetea en otra dirección como el excelso tiempista de la palabra que es y alimenta un debate instalado desde hace meses en tascas, tabernas y bares de aquí y de allá. ¿Desbancará Neymar con el tiempo al rosarino en la cúspide del fútbol mundial? “Me parece que es el relevo, sí. Creo también que lo mejor que le puede pasar es seguir jugando con Messi y con Suárez. Es una sociedad que los potencia a los tres. Si eso se mantiene, no tengo dudas de que el relevo es el brasileño”.

Pero eso está aún lejos en el tiempo. Ahora toca seguir disfrutando cada semana de la magia de un futbolista que empieza a rozar la perfección, un término que no convence del todo al autor de ‘Aráoz y la verdad’ en el sentido literal (tal vez porque comparte con su compatriota ese perfil bajo), aunque sí en su particular requiebro literario. “No me atrevo a decir que Messi sea perfecto. Me parece que la perfección, en fútbol, es una construcción abstracta que intentamos, por todos los medios, situar en la realidad de un jugador, en un momento. Y eso es imposible. Ahora, si la perfección consiste en una combinación de asombro, sorpresa, elegancia y espíritu de equipo, combinación que nos hace felices a quienes amamos este deporte… Me basta con definirlo de este modo. Messi ha hecho de este deporte una experiencia más feliz. Me alcanza y me sobra con eso”.

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Ajax, Barça, Holanda, Johan Cruyff

14 MOMENTOS QUE FORJARON LA LEYENDA DEL ’14’ ETERNO

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Johan Cruyff, presionado por Louis van Gaal, en un Ajax-Sparta (1982). FOTO: Leo Vogelzang

Hendrik Johannes Cruyff pisó el balón hacia atrás y le cambió el ritmo al fútbol. Su escuálida figura aparecía por todas partes para dirigir, cual general sobre el campo de batalla, a una tropa de melenudos y atléticos peloteros que, primero en el Ajax y luego en la selección holandesa, alteraron para siempre los biorritmos de un deporte que hasta la irrupción del genio de la Linnaeusstraat se jugaba al ralentí.

Johan, un teórico ‘9’ que lucía a la espalda el ’14’ pero que nunca nadie pudo definir a ciencia cierta su posición real en el manto verde, lideró la mayor revolución que se conoce en la historia del balompié moderno aunando una velocidad de crucero jamás vista hasta entonces al preciso juego de salón con el que los pupilos de Rinus Michels deleitaron al mundo en el ocaso de los 60 e inicios de los 70.

Icono mayor barcelonista, padre espiritual del ‘tiqui-taca’ en su versión azulgrana y, por ende, de la selección española campeona del Mundo en Sudáfrica, Cruijff (como se escribe su apellido en holandés) forjó su leyenda de futbolista inmortal antes incluso de aterrizar en nuestro país. Catorce momentos marcaron su camino hacia ese panteón de ilustres en el que también están Pelé, Di Stéfano y Maradona. Pasen y disfruten.

1. FICHÓ POR EL AJAX…. ¡DE BÉISBOL! Johan ingresó en el Ajax el día de su décimo cumpleaños (24 de abril de 1957) tras ser escogido entre 300 niños para formar parte de las categorías inferiores del club. Curiosamente, sus primeros pasos en el equipo de sus amores los daría en el equipo alevín de… ¡béisbol! Al ser el más pequeñito del grupo, lo pusieron a jugar de ‘catcher’. Pero aquello no funcionaba y un buen día su entrenador, viéndole hacer malabares con los pies, le instó a que se cambiara a la sección de fútbol. ¡Sabio consejo!

2 UN INGLÉS LE DA LA ALTERNATIVA CON 17 AÑOS. Asombrado por su calidad y jerarquía, Vic Buckingham, técnico inglés del Ajax, le hará debutar en Groningen (15-11-64) frente al GVAV, al que derrotan por 1-3. Johan tenía 17 años, siete meses y 10 días. Dos meses más tarde, con el cuadro amsterdanés en posiciones de descenso, Buckingham es destituido. Rinus Michels, antiguo jugador del club, se hace cargo de los ‘ajacied’ y se estrena con un 9-3 al MVV Maastricht. El ‘general’ hará de Cruyff el mejor jugador del mundo y juntos revolucionarán el balompié.

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3. DOBLETE EN SU ESTRENO CON LA’ORANJE’. El esperado debut de Cruyff con la selección holandesa se produjo el 7 de septiembre de 1966 en el estadio del Feyenoord, De Kuip, ante Hungría, con la clasificación para la Euro-68 en juego. El choque acaba 2-2 y el ‘flaco’ marca los dos tantos del combinado dirigido por George Kessler. Con la ‘Oranje’ jugará un total de 48 partidos, anotando 33 dianas.

4. LA PRIMERA ROJA, A LOS 19 AÑOS. La polémica acompañó a Cruyff durante toda su carrera. Su carácter altanero le metió en problemas desde bien jovencito. De hecho, su primer revés profesional llegó en su segundo partido como internacional, frente a la República Checa (6-11-66), en forma de tarjeta roja directa. El colegiado alemán, Rudi Glöckner, explicó que “le eché porque me miró con intención de agredirme”. Una década después (9-2-75), La Rosaleda sería testigo de su primera expulsión en el fútbol español. Disconforme con la decisión del colegiado Orrantía Capelastegui, que le mandó a vestuarios por protestar el segundo tanto costasoleño, Johan se vio obligado a abandonar el césped escoltado por la Policía Armada.

5. EUROPA LE DESCUBRE ENTRE TINIEBLAS. El Liverpool visitó el Olímpico de Amsterdam un 7 de diciembre de 1966 en competición europea. Bajo una intensa niebla que casi no permitía seguir desde fuera las evoluciones del juego, el Ajax dio un repaso descomunal al equipo de Bill Shankly (5-1), con un flaquito atacante de apenas 19 años como director de la orquesta ‘ajacied’. Johan marcó dos goles y participó en los otros tres. Pero sería la distinción y elegancia de su manera de interpretar el juego lo que enamoró a todo el continente, empezando por el técnico de los Reds, que al día siguiente pidió a la directiva que intente su fichaje para la siguiente campaña.

6. MÜHREN Y SU IDILIO CON EL ’14’. Cruyff lució el mítico ’14’ a la espalda por vez primera el 30 de octubre del 70. Existen dos versiones sobre el porqué lo eligió: la primera apunta a su enfado porque le dejaron sin el ‘9’ tras una lesión y se lo dieron a Gerrie Mühren. La otra, contada por el propio Mühren, dice que Johan entró el último al vestuario y sus compañeros ya se habían repartido las camisetas del uno al once, así que agarró el ’14’. Como ganaron y Mühren marcó ese día dos goles, Cruyff, supersticioso donde los hubiera, le dejó al partido siguiente el ‘9’ «porque nos fue bien el otro día”. Sea como fuere, su decisión de mantener para siempre el número que le acompañaría en su camino hacia la gloria llegó tres semanas después cuando un Cruyff de otro planeta asestó una zurra inolvidable al AZ’67. Johan anotó seis goles y fue sacado a hombros del viejo De Meer.

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7. TRES CHAMPIONS BAÑADAS EN ORO. La debacle sufrida en el Bernabéu a manos del Milan en la final de la Copa de Europa de 1969 (el Ajax, favorito, cayó por 4-1 ante los italianos) fue paradójicamente la antesala de la consagración planetaria tanto del cuadro amsterdanés como la de su gran vedette. Entre 1971 y 1974, Cruyff ganaría tres Copas de Europa y tres Balones de Oro. El primero llegó después de batir en Wembley al Panathinaikos dirigido por Puskas (2-0). Johan conquistó en Rotterdam su segunda ‘Orejona’ con una exhibición estratosférica ante el Inter de Milán. Pese al expeditivo marcaje de Oriali, anotó los dos tantos del triunfo ‘ajacied’. Un gol de Johny Rep a la Juventus le permitió levantar por tercer año seguido el trofeo en Belgrado.

8. EL PARTIDO PERFECTO, SEGÚN KISSINGER. Holanda confirmó el cambio de guardia al frente del fútbol mundial pasando por encima de Brasil en Dortmund (2-0), victoria que clasificó a la ‘Naranja Mecánica’ para la final del Mundial de Alemania 74. La ‘Oranje’, ese día de blanco, desarboló a los vigentes campeones en medio de una lluvia torrencial. Cruyff marca el gol que selló el triunfo con una acrobacia inverosímil que superó al meta Leao. Presente en el palco de autoridades, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, gran amante del balompié, confesó haber disfrutado del “mejor partido que he visto en mi vida”.

9. 26 TOQUES EN 1’ Y AQUEL ESLÁLOM A VOGTS. Holanda se mide a Alemania en la Final del Mundial de 1974. La ‘Naranja Mecánica’ arrancó el mítico duelo con una jugada de 26 toques que acabó en penalti de Berti Vogts sobre Cruyff tras un eslálom vertiginoso del genio tulipán que provocó, al pisar el área, la zancadilla del áspero zaguero del Borussia Mönchengladbach. ¡Y Alemania no había tocado el balón! Neeskens puso por delante a Holanda, aunque la ‘Mannschaft’ remontaría con goles de Breitner y Bonhof para llevarse el título. Pese a la amargura de la derrota ante sus grandes enemigos nada más finalizar el choque, Cruyff, genio y figura, presumió de por vida de aquel segundo puesto. ”Siempre me he preguntado si cambiaría el subcampeonato del mundo del 74 y los elogios que recibimos, por el título en sí. Creo que no porque aún hoy se nos recuerda más que a los campeones”.

10. MICHELS SE LO BIRLÓ AL REAL MADRID. Cruyff fichó por el Barça en octubre de 1973 a espaldas del Ajax, que había negociado su traspaso con el Real Madrid. Rinus Michels, por entonces ya técnico azulgrana, le convenció para que recalase en el equipo de la Ciudad Condal. Fiel a su irredento e ingobernable carácter, Johan optó por seguir los pasos de su mentor en el Ajax y se presentó en el Camp Nou para firmar el contrato que le uniría al club catalán por cinco temporadas. Debutó ante el Granada (28-10-73) y marcó dos goles.

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11. AL FEYENOORD POR UNAS CRÍTICAS. Después de ganar la liga holandesa por segunda año consecutivo en su segunda etapa con el Ajax, Cruyff es criticado por su presidente, Ton Harmsen, quien cree que está ya acabado. En respuesta, ‘el flaco’ se marcha y decide fichar por su máximo rival, el Feyenoord de Rotterdam, al que hará campeón a la siguiente temporada. Sus números con el Ajax son inigualables: 275 partidos oficiales y 204 goles.

12. SE HIZO ENTRENADOR POR UNOS… ¡CERDOS!. Como lo oyen. Cruyff había decidido alejarse de las canchas toda vez que colgó las botas y dedicarse a sus negocios. Pero fue precisamente un revés empresarial lo que le llevó a dar un giro de 180 grados a sus planes primigenios. “Cuando te retiras existe una sensación de vacío. Te sientes perdido. Yo a los 36 años hice terribles inversiones: ¡crianza de cerdos! Todavía me resisto a creer que hice algo así. Pero sí, lo hice. Fue algo que me ayudó a tomar conciencia de la realidad. Así que me dije: deja los puercos, tu mundo es el fútbol… Y entonces me puse a entrenar”, confesó.

13. OTRA REVOLUCIÓN DESDE EL BANQUILLO. El Ajax le ofrece en 1984 la dirección deportiva e inicia un proyecto de remodelación de las estructuras del club: impone el 3-4-3 en todas las categorías inferiores, algo que hará también cuando llegue al Barça años más tarde. Con Van Basten como referente de una joven escuadra en la que también destacan Frank Rijkaard y Ronald Koeman, gana dos Copas de Holanda y su primer título continental como técnico en 1987 tras batir al Lokomotiv de Leipzig en la final de la Recopa, jugada en Atenas. Esa noche Johan hace debutar sobre la hora al último diamante de la cantera ‘ajacied’: Dennis Bergkamp.

14. EL AJAX RETIRÓ SU NÚMERO MÁGICO. La directiva ajacied decidió en 2008 retirar para siempre la camiseta con el número 14 como tributo a su mejor futbolista de siempre por los servicios prestados a la gloriosa entidad amsterdanesa. Semejante decisión, lejos de satisfacer a Cruyff, lo contrarió. “Me extraña que retiren el ’14’ en mi honor. En vez de eso, se debería dar al mejor jugador de tu equipo el número que llevaba tu futbolista más importante”. Siempre Johan.

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Newcastle United, Premier League, Rafa Benítez, Real Madrid

RAFA BENÍTEZ RECUPERA LA ILUSIÓN TRATANDO DE GRITAR ‘EUREKA’ EN NEWCASTLE

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A más de un aficionado al fútbol en este país nuestro se le pusieron las órbitas como platillos volantes al enterarse que las primeras palabras que salieron de la boca de Rafa Benítez, tras el anuncio oficial por parte del Newcastle de su contratación, fueron que volvía “a casa”. Evidentemente, no se trataba de una referencia literal a la ventosa ciudad del norte de Inglaterra, sino a la Premier League, una competición que el preparador madrileño considera su hábitat natural desde su larga y prolífica etapa al frente del Liverpool. Su lugar en el mundo, que diría el gran cineasta argentino Adolfo Aristarain, donde además reside junto a su familia desde entonces, imbuidos todos ellos hasta el tuétano por el estilo de vida british.

Esa pasión latente por el fútbol inglés y la permanente punzada que sentía en el corazón tras su efímero y decepcionante paso por el Real Madrid fueron los dos argumentos de peso que le animaron a desafiar a la lógica, que invitaba a estarse quietecito en su mansión a la vera del río Dee aguardando con tranquilidad a que llegara la oferta idónea para empezar un proyecto de cero a partir del próximo verano, y aceptar el enorme desafío de sacar del pozo a un histórico del balompié sajón venido a menos con todas las alarmas encendidas y un deadline a la vuelta de la esquina. Diez partidos (ahora ya ocho) para meterse en la piel de Arquímedes y encontrar el particular ‘eureka’ blanquinegro que le permita esquivar el fantasma real del descenso.

El par de entrenamientos previos a su rentrée en el torneo más poderoso del mundo frente al Leicester bastaron a Rafa para hacerse una idea bastante aproximada del avispero en el que se ha metido de cabeza: la enfermería hasta los topes (incluido Krul, su portero titular); jugadores desmotivados; con el ánimo por los suelos; en un estado físico deficiente; poco trabajados en materia táctica… Un diagnóstico que invitaría a cualquiera a salir corriendo de St. James’ Park. Pero no a un Rafa Benítez que se ha metido en la sala de máquinas del coliseo de Barrack road plenamente convencido de poder llevar a buen puerto la complicada misión que le ha encomendado el propietario de los magpies, Mike Ashley.

La fe mueve montañas y Benítez sabe mucho de eso (que se lo pregunten a Ancelotti y su Milan felices de la vida con aquel 3-0 en el descanso en la final de la Champions de Estambul). Tal vez por eso y por haber vuelto al ruedo justo donde más cómodo, comprendido y respetado se siente, la última víctima de Florentino Pérez en la trituradora de Concha Espina irradia positivismo por los cuatro costados y está tratando desde el primer minuto de inculcar a sus nuevos discípulos la filosofía del ‘vaso medio lleno’ para encarar los próximos duelos, el primero de ellos ante Norwich City, a la sazón un rival directo en esa pelea por sobrevivir a la zozobra liguera. Dicen quienes le conocen bien que esta nueva aventura en el Reino Unido ha logrado que su mirada destile una ilusión que no se le apreciaba en el rostro al entrenador castizo desde que abandonara Melwood.

No deja de ser curioso que Benítez haya encontrado nada más aterrizar en el hogar de la Toon Army la complicidad y el cariño que nunca llegó a tener durante su breve reinado en el club donde echó los colmillos. Empezando por la dirigencia, siguiendo por los analistas del equipo en los medios locales y acabando por una afición que aún se frota los ojos porque no termina de creerse que este Rafa que se sentó el pasado lunes por vez primera en el banquillo blanquinegro sea el mismo que devolvió al Liverpool sus días de gloria hace justo una década.

Ese flechazo con su nueva hinchada ya se tradujo, durante su debut frente al líder de la Premier en el King Power stadium de Leicester, en un verdadero homenaje a su figura rescatando del cancionero Red alguno de los temas que le dedicaron en The Kop durante su largo periplo como inquilino del banquillo de Anfield, caso de la popular ‘Spanish Bamba’.

Los varios cientos de valientes que se hicieron casi cuatro horas en coche para alentar a Benítez en su bautismo de fuego con las ‘urracas’ le dispensaron una sentida ovación nada más ingresar al terreno de juego que caló hondo en el ánimo de un técnico tremendamente apreciado en las islas Británicas, donde no pueden comprender la falta de paciencia madridista con un tipo honesto, dedicado en cuerpo y alma a su oficio, y que ha sido capaz de lograr títulos allá donde ha trabajado desde que explotara en su etapa al mando del Valencia.

Lo mismo sucedió este último domingo en Saint James’ Park, en la que fue su puesta de largo en casa para recibir ni más ni menos que al Sunderland en un derbi regional también con la permanencia en el horizonte. Acabó en tablas, que el Newcastle logró sobre la bocina, pero eso no impidió que su hinchada agradeciera a Benítez, cuando menos, que su equipo no cayera por séptima vez consecutiva ante los odiados Black Cats.

Fiel a su estajanovista manera de entender su profesión, y en este caso azuzado además por la premura de tiempo, el nuevo ‘boss’ del Newcastle, junto a sus fieles Paco de Miguel y Fabio Peccia (el entrenador de porteros, Xabi Valero, no le ha acompañado en esta ocasión), ha hecho un máster intensivo de las instalaciones del club  a lo largo de esta semana para tratar de sacarles el máximo rendimiento durante las sesiones de trabajo con sus futbolistas.

Darsley Park, el viejo training ground de las ‘urracas’, dista mucho del nivel que ofrecen Melwood (Liverpool), Cobham (Chelsea) o la Ciudad Deportiva de Valdebebas, pero el técnico español no cree que sea un impedimento para llevar adelante sus planes de poner en órbita a una escuadra que necesita empezar a puntuar como el comer. Qué duda cabe que un triunfo sobre el Sunderland habría sido el mejor modo de iniciar la reconquista. Pero el empate y el modo en que se consiguió, piensa Benítez, puede ser igualmente la primera piedra de un proyecto que el entrenador madrileño anhela sea mucho más extenso de estos dos meses y medio que restan para la conclusión del presente ejercicio. Aunque su casa de verdad quede a tres horas y media en coche. Nada es perfecto en esta vida.

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Leicester City, N'Golo Kanté, Premier League

KANTÉ, EL LADRÓN DE GUANTE BLANCO QUE HACE GRANDE AL LEICESTER

El sorprendente Leicester City no sólo vive de la mágica zurda del argelino Mahrez y del carro de goles que lleva anotados el pichichi Vardy (19) en esta disparatada edición de la Premier. Alejado de los focos mediáticos por ser el máximo responsable de que la sala de máquinas del líder de la Liga inglesa esté perfectamente engrasada en todo momento, N’Golo Kanté (París, 1991) se ha ganado el reconocimiento en bloque de los analistas del fútbol sajón.

Su extraordinario sentido táctico del juego, una desbordante condición física y, sobre todo, su brutal capacidad para limpiar el cuero a los rivales o embolsarse prácticamente cada pelota dividida que disputa, ayudan a explicar con mayor solidez argumental el hecho de que el colista del año pasado por estas fechas en el fútbol sajón lleve más de dos meses manteniéndose con holgura a la cabeza del reducido pelotón de aspirantes a desbancar al Chelsea de su sillón dorado.

Pocas veces en la historia del balompié un ‘currito’ habrá tenido tanta influencia en una escuadra aspirante a conquistar una liga de la relevancia de la inglesa como la que actualmente tiene este diminuto estajanovista galo (apenas mide 1’69) en el once de Claudio Ranieri. Tal es así que para el propio técnico italiano y muchos de los especialistas que siguen semana tras semana el campeonato más acaudalado del planeta el verdadero motivo de los éxitos que están cosechando los Foxes a lo largo del presente ejercicio se deben al equilibrio táctico y a la celeridad con la que el mediocentro de origen maliense da inicio a los golpes de mano que Mahrez y Vardy se encargan luego de llevar a feliz puerto.

“En este momento, Kanté es el mejor ‘tacleador’ y recuperador de balones que existe en el mundo”. La frase corresponde a Rio Ferdinand, todo un experto en materia defensiva. Los números avalan el comentario del ex zaguero del United, admirador confeso de un futbolista que llegó el pasado verano a Filbert Street procedente del Caen con la vitola de haber sido el jugador que más balones divididos (4’8 de media por choque) había conquistado en las cinco ligas europeas de referencia (Premier, LaLiga, Serie A, Bundesliga y Ligue 1), y eso a pesar de ser la temporada de su estreno compartiendo cartel con la flor y nata del balompié francés.

Kanté apenas ha superado la treintena de partidos en Inglaterra, pero su impacto con los Foxes en las labores de contención está rayando a un nivel aún superior al que tuvo durante las dos campañas que vistió la elástica azulgrana del modesto club galo. El volante tapón del Leicester lidera las dos estadísticas más notorias en el capítulo defensivo: la de balones divididos ganados -tackles- (115, 4’3 por partido) y la de interceptaciones o robos de balón (116, 4’1 por duelo). No hay ningún jugador entre las grandes competiciones ligueras del Viejo Continente que ‘limpie’ más y mejor el terreno de juego que esta máquina de triturar kilómetros, otro apartado en el que figura también dentro del top five.

Sólo el mediocampista marfileño del Toulouse Jean-Daniel Akpa-Akpro puede presumir en estos momentos de capturar más pelotas a ras de hierba que Kanté en toda Europa (121), aunque le han sido señaladas muchas más faltas que al franco-maliense, todo un prodigio ‘robando carteras’ sin que sus enemigos se percaten de ello. Al hombre-orquesta del Leicester sólo le han pitado 29 faltas, es decir, poco más de una por encuentro disputado en la Premier (ha participado en 28), y no ha pasado de las tres tarjetas amarillas. Indudablemente, la mayor permisividad de los árbitros ingleses en cuestiones de contacto juega en favor de un Kanté que viene superando en esas lides con insultante eficacia desde el arranque liguero a jugadores con una mayor complexión física.

Precisamente, el ser uno de los veinte jugadores más cortos de estatura de la Premier fue uno de los aspectos que estuvieron cerca de impedir su fichaje por los Foxes el pasado verano. El jefe de ojeadores del club, David Mills, lo tenía motorizado desde hacía un año y hacia finales de la anterior campaña se llevó al primer asistente, Steve Walsh, a Francia para verlo en directo. Aunque ya lo había visionado varias veces en vídeo, Walsh quedó más que convencido de que Kanté era el tipo de volante que necesitaban para dar consistencia a su deficiente medio campo, una de las causas del agónico sufrimiento del Leicester durante el pasado ejercicio. Sin embargo, recién llegado al banquillo del King Power stadium, Ranieri mostró sus dudas cuando le tiraron el nombre de Kanté para reforzar la medular al entender que era demasiado pequeño para salir airoso de los duelos con gente de mucha más envergadura en un campeonato tan físico como el inglés.

Pero Walsh y Mills le insistieron tanto en su contratación que al final cedió felizmente a sus consejos. “Steve me decía: Kanté es nuestro hombre Claudio. Estaba mucho más convencido que yo de traerle y al final se salió con la suya. Recuerdo que un mes después, cuando hablamos de Ngolo tras un partido en el que estuvo sensacional, le dije: ‘qué bueno que no me hiciste caso. Está claro que no sabía de lo que hablaba”, reconocía el propio técnico romano, hoy día un fan más del jugador que ejecuta en su 4-4-2 el mismo trabajo de chapa y pintura que hacía Claude Makelele en su Chelsea, el primero de la era Abramovich.

A Ranieri le sucedió entonces algo parecido a lo suyo con Walsh pocos meses atrás: le costó dios y ayuda convencer al magnate ruso de que pagara casi 25 millones de euros al Real Madrid para poder contar con la pieza que, en su opinión, les faltaba a los ‘Blues’ para que el rompecabezas encajase a la perfección. “Ahora ya tenemos nuestra batería”, solía decir el italiano al referirse al inagotable robabalones de origen zaireño.

Al actual pulmón de los Foxes, dotado de un mejor manejo de balón que el ex internacional galo (su acierto en el pase ronda el 82%), le llaman cariñosamente ‘la erupción’. El apelativo se lo puso Drinkwater, el otro héroe anónimo de la medular blaquiazul, por esa insistencia con la que asedia a sus enemigos hasta que les arrebata la redonda. Su único lunar, más allá del juego aéreo por cuestiones obvias, radica en su escasa aportación goleadora (sólo lleva un tanto en liga) motivada por su pobre golpeo de balón desde la media distancia. Consciente de semejante falencia, casi nunca dispara entre los tres palos.

Visto el espectacular rendimiento que está dando sobre el manto verde, en Leicester consideran una ganga los ocho millones de euros que pagaron al Caen por un futbolista que, curiosamente, aún no ha sido siquiera llamado a filas para disputar un amistoso ni por Francia ni por Mali, la patria de sus progenitores. Algunos medios del país vecino no descartan que Didier Deschamps dé la sorpresa llevándoselo a la Eurocopa, dado que su perfil encajaría como anillo al dedo en su entramado táctico.

Por si acaso, ex compañeros suyos en Les Bleus como Thierry Henry aprovechan la más mínima ocasión para enviarle mensajes subliminales. “Kanté es, para mí, el mejor fichaje de la temporada en la Premier. Creo que es tremendo lo que hace en cada partido. Muchas veces da la sensación de que hace el trabajo de dos en el medio campo por el espacio que es capaz de abarcar”, apuntó el ex ‘cañonero’ azulgrana después del duelo que el líder perdió frente al Arsenal en el descuento jugando con un hombre menos durante buena parte del choque, circunstancia que apenas acusaron los de Ranieri en buena medida por el descomunal despliegue físico y táctico realizado por el ex de Boulogne (Tercera división), club en el que inició su andadura profesional en mayo de 2012.

Su trascendencia en el esquema del conjunto que gobierna la Premier es tal que en poco más de un mes de competición se acabó engullendo al internacional suizo Gokhan Inler, el jugador que realmente había pedido Ranieri para fortalecer la Santa Bárbara de los Foxes. No resulta en absoluto extraño que al ex preparador de Atlético y Valencia se le viniera el mundo encima hace dos sábados cuando un problema muscular obligó a su valioso peón de brega a abandonar el césped faltando 20 minutos frente al Norwich. Aunque un gol de Ulloa logró salvar el liderato sobre la bocina, el preparador transalpino sólo podía pensar en qué haría durante las dos siguientes semanas que, sobre el papel, iba a estar inactivo Kanté.

El Leicester, como cabía esperar, acusó en demasía su ausencia ante el West Brom (único duelo que se ha perdido esta temporada), una escuadra de perfil guerrero cuyos volantes camparon a sus anchas sin el antídoto de ‘la erupción’ enfrente. El empate final dejó un sabor agridulce en el seno de la Blue Army, que se temía lo peor con vistas a la inminente salida a Vicarage Road, el feudo del Watford. Empero, el panorama cambió toda vez se supo que los plazos de recuperación de Kanté se habían acortado al mínimo y volvería a estar en el once de salida de ‘King’ Claudio ante los Hornets de Quique Sánchez Flores.

Su regreso resultó decisivo para alimentar una semana más los sueños imposibles del cuadro blanquiazul: el volante de origen africano no sólo completó los 90 minutos como si tal cosa, sino que además fue el jugador que más corrió (11’6 Km.) de los 28 protagonistas y, cómo no, el que más balones birló a Mario Suárez y compañía. Cierto es que el gol del triunfo visitante lo firmó Mahrez (suma ya 15) y para el mediapunta argelino fue también el MVP del choque, pero las palmadas de Ranieri se las llevó, una tarde más, el hombre que articula al líder de la Premier.

Manchester City's Spanish midfielder Dav

ADRIAN DENNIS/AFP/Getty Images

 

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