Champions League, Real Madrid, Zidane

Zidane o el arte de ganar más Champions que nadie en menos tiempo

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“El Madrid ha hecho historia. Lo digo claramente. Hemos logrado lo que nadie ha conseguido. Es un día histórico para todos los madridistas, para todos los jugadores y para mí”. A Zidane lo que es de Zidane. La contundente victoria del Real Madrid sobre la Juventus en Cardiff no sólo sirvió para que los blancos tumbaran al fin esa suerte de maldición que impedía a una escuadra repetir corona continental desde que la Champions es Champions. La duodécima Copa de Europa merengue, que aterrizará en los próximos días en la sala de trofeos del Santiago Bernabéu, ha elevado al técnico merengue directamente hasta los altares de la máxima competición continental y, por ende, mejor torneo del balompié mundial a nivel de clubes.

La clarividencia e inmejorable tino con los que el francés ha guiado los pasos del flamante bicampeón europeo en la campaña que bajó el telón en el Millennium stadium multiplican su valor de manera exponencial si se tiene en cuenta que el Real Madrid estaba a punto de sumar seis décadas sin proclamarse rey de España y del Viejo Continente en el mismo año. Dar valor al ‘equipo B’ en los momentos precisos, dosificar a un CR7 que hasta ahora quería jugarlo todo y llegaba muerto a las instancias decisivas o apostar por Isco de inicio en lugar de Bale en ’su’ final soñada son ejemplos significativos que avalan el sobresaliente que el galo ha obtenido en el balance global de su gestión en su primer ejercicio completo al frente de la nave blanca.

Pero la mayor hazaña del actual dueño del banquillo del coliseo de Concha Espina no ha sido ni siquiera igualar el registro del argentino Luis Carniglia, el hombre que condujo a Di Stéfano, Puskas y compañía a obtener en 1958 su tercera corona europea consecutiva en Bruselas a costa del Milan (3-2) apenas un mes después de adjudicarse el campeonato doméstico. Zidane comparte desde la noche del último sábado con el propio  Carniglia, el rumano Stefan Kovacs y el alemán Dettmar Cramer el honor de ser uno de los cuatro estrategas en la longeva historia de la Copa de Europa que sumaron a su palmarés un par de ‘Orejonas’ en sus dos primeros ejercicios sobre el puente de mando merengue, del Ajax y del Bayern Munich, respectivamente.

Dispuesto a contradecir a todos aquellos que desconfiaban de la falta de experiencia y capacidad del francés para coger las riendas de un morlaco de la enjundia del Madrid tras una campaña y media de resultados mediocres con el filial blanco, Zizou se ha dado más prisa que nadie por meter en sus alforjas dos ejemplares del diamante con más quilates en el mundo del balompié a nivel de clubes. Un año y cinco meses ha sido el escaso margen de tiempo que ha precisado el de La Castellane para embaucar hasta al más acérrimo de sus detractores con la consecución de un ‘doblete’ continental con sabor histórico.

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Han sido 516 días de un master de aprendizaje y crecimiento permanente al frente del vestuario más valioso del planeta fútbol en los que, además de conquistar la undécima y duodécima, ha recuperado el trono liguero para los blancos tras un quinquenio de sequía, añadiendo por si eso fuera poco sendas muescas a la Supercopa de Europa y al Mundial de clubes. Sólo la Copa del Rey se le ha mostrado esquiva desde su toma de posesión, el 4 de enero de 2016. Un balance, en suma, al alcance de muy pocos. De nadie si atendemos al hecho de que el galo venía directamente de dirigir a un conjunto, el Castilla, en una categoría semi profesional, como es la Segunda B.

El único entrenador que, viviendo una situación similar a la del ex internacional francés, fue capaz de firmar la misma gesta que Zizou fue el mencionado Cramer. El preparador germano se hizo cargo del Bayern un 16 de enero de 1975 en sustitución de Udo Lattek, que venía de ganar para los bávaros su primera Copa de Europa. Cramer, que renunció a dirigir a la selección de Estados Unidos por capitanear desde el banquillo a Beckenbauer, Uli Hoeness, Müller y compañía, invirtió también cerca de 500 días en sacar de la crisis al club más laureado de Alemania para añadir a su palmarés su segundo y tercer entorchados de manera consecutiva tras superar al Leeds United (2-0) y a un Saint Etienne (1-0) liderado por un jovencísimo Michel Platini.

Alabado de forma unánime tanto desde dentro de un vestuario complejo donde los haya, como desde la zona noble del Bernabéu, el entrenador marsellés ha sido, por último, capaz en tan estrecho margen de tiempo de provocar un cambio de guardia en toda regla en lo que respecta al liderazgo futbolístico dentro del balompié continental. Sus dos Champions al hilo y el título liguero sellado dos semanas atrás han acabado de manera definitiva con el largo ciclo triunfal del Barcelona como gran dominador del fútbol europeo en la última década.

La era dorada del conjunto azulgrana, marcada a sangre y fuego por aquel 2009 irrepetible con los seis títulos conquistados por el ‘dream team’ de Guardiola, tocó oficialmente a su fin el pasado fin de semana en las Islas Británicas, justo donde comenzó el idilio del propio Zizou con la ‘Orejona’ quince años atrás. La espectacular volea que partiera de su diestra para fulminar al Bayer Leverkusen sobre la impoluta hierba de Hampden Park y otorgar la ‘Novena’ al Madrid fue, sin él saberlo, la primera página de un hermoso cuento en el que cada episodio (y ya van cuatro) concluyó con su equipo comiendo perdices.

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Barça, Cristiano Ronaldo, Eduardo Sacheri, El Clásico, Fútbol, Messi, Real Madrid

LA DUALIDAD MESSI-CR7, SEGÚN EDUARDO SACHERI

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Eduardo Sacheri (Castelar, 1967) tiene la rara y exquisita habilidad de emocionar a sus lectores pluma en mano. Como todo argentino amante del balompié que se precie, este maestro del relato futbolero habría dado su mano derecha por tener la zurda de Messi. Pero la vida real, no aquella que pensamos, obliga cada amanecer a poner los pies en la tierra y aparcar nuestros sueños imposibles. Siendo algo menos ambicioso, Eduardo se habría conformado con que el mejor jugador del planeta hubiera brotado del semillero de Independiente, club que el autor de ‘El secreto de sus ojos’, ‘Esperándolo a Tito’ o ‘Las llaves del reino’ lleva grabado en el corazón desde niño. Precisamente una de sus odas al deporte rey, ‘Papeles en el viento’, ahonda en las raíces de ese sentimiento de amor eterno hacia El Rojo, que heredó de su padre.

La pelota y un buen café a la italiana en el bar Dorrego de San Telmo son el gancho perfecto para atraer a la mesa a este prócer del verbo y la palabra bien sonante, cuya agenda está cargada de nuevos e ilusionantes proyectos, tanto literarios como cinematográficos. “Este año publicaré una nueva novela, que estoy acabando. Al mismo tiempo estoy con el guión de un libro de Isabel Allende para una serie de televisión chilena y cuando lo acabe, arranco con Juan José Campanella (Óscar a la mejor película extranjera en 2009 por ‘El secreto de sus ojos’) el guión de un nuevo film. De momento, no puedo dar más pistas”, cierra con una sonrisa de niño travieso.

Inveterado catador de fútbol del viejo continente, Sacheri conoce mucho más de lo que dice saber (su perpetua modestia y humildad se lo impiden). De hecho, la Liga española encabeza la lista de sus preferencias televisivas siempre que no pille Independiente de por medio, en especial si juega en el Libertadores de América, a donde acude religiosamente cada dos fines de semana junto a su chaval, tercera generación de los Sacheri en versión rojo. En donde no terminan de ponerse de acuerdo padre e hijo es en la dualidad Messi-Cristiano Ronaldo. A Eduardo le tira más la gambeta electrizante de La Pulga, mientras que a su chico, hincha del Real, le apasiona la potencia arrolladora del lusitano. “Siempre que hay un Barça-Madrid se vive un pequeño clásico en casa”, reconoce en vísperas de una nueva batalla entre los dos gigantes del balompié español.

Los vientos soplan últimamente en favor de nuestro protagonista, quien como la mayor parte de sus compatriotas recibió con alegría la consecución del quinto Balón de Oro de Lionel. Un galardón que, en este caso concreto y tratando de ser lo más objetivo posible, considera totalmente justificado. “En un deporte de equipo como es el fútbol me parece que debe atenderse al delicado equilibrio entre el lucimiento individual y el provecho que el conjunto saca de esa individualidad excepcional. Y creo que Messi lo encarna del mejor modo. Si Neymar es una estrella en ascenso y en proceso de consolidación, Messi está en la cima. En la cima de ese equilibrio de lucimiento individual y eficiencia de conjunto”.

El 5-3 recién instaurado en el luminoso del choque que vienen protagonizando desde 2008 el pequeño diablo rosarino y el dragón madeirense ha vuelto a abrir brecha en favor del azulgrana en esa vertiginosa carrera por ser considerado el rey de reyes. Sacheri trata de huir de esa dualidad, aunque confiesa que no resulta fácil. “La comparación con Cristiano creo que es tediosa, de tan reiterada, pero al mismo tiempo muy tentadora. Parecen encarnar (y digo ‘parecen’ porque nosotros, desde el llano, construimos una ficción en torno a ellos y opinamos a partir de esa ficción) valores distintos, casi opuestos. Son dos jugadores excepcionales que parecen, reitero el verbo, por pura prudencia en el ejercicio del idioma, enarbolar actitudes éticas y estéticas distintas”.

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Y profundiza en su aseveración. “Hasta el modo de festejar los goles (Cristiano emprendiendo una solitaria y enérgica carrera hacia un rincón, donde lo principal del festejo parece tener que ver con la afición y consigo mismo; Messi volviéndose de inmediato con una sonrisa tan simple como poco cinematográfica para agradecerle al compañero que le pasó el balón) parece fortalecer esta diferencia. Pero insisto: estamos demasiado lejos de su Parnaso como para estar seguros de que lo que colegimos es cierto”.

Defensor a ultranza del talento y la destreza con el cuero, el escritor criollo lamenta profundamente que aún haya paisanos suyos que demonizan al genio azulgrana. “En Argentina una parte bastante significativa de la afición sigue considerando que Messi tiene una deuda impagada con el país: ganar un Mundial. Sin duda es una exigencia desmesurada, injusta, mezquina. Pero muchos hinchas argentinos no tienen ningún prurito en subirse a ese pedestal para mirar a Messi con recelo y con aires de despechado rencor”.

Sacheri gambetea en otra dirección como el excelso tiempista de la palabra que es y alimenta un debate instalado desde hace meses en tascas, tabernas y bares de aquí y de allá. ¿Desbancará Neymar con el tiempo al rosarino en la cúspide del fútbol mundial? “Me parece que es el relevo, sí. Creo también que lo mejor que le puede pasar es seguir jugando con Messi y con Suárez. Es una sociedad que los potencia a los tres. Si eso se mantiene, no tengo dudas de que el relevo es el brasileño”.

Pero eso está aún lejos en el tiempo. Ahora toca seguir disfrutando cada semana de la magia de un futbolista que empieza a rozar la perfección, un término que no convence del todo al autor de ‘Aráoz y la verdad’ en el sentido literal (tal vez porque comparte con su compatriota ese perfil bajo), aunque sí en su particular requiebro literario. “No me atrevo a decir que Messi sea perfecto. Me parece que la perfección, en fútbol, es una construcción abstracta que intentamos, por todos los medios, situar en la realidad de un jugador, en un momento. Y eso es imposible. Ahora, si la perfección consiste en una combinación de asombro, sorpresa, elegancia y espíritu de equipo, combinación que nos hace felices a quienes amamos este deporte… Me basta con definirlo de este modo. Messi ha hecho de este deporte una experiencia más feliz. Me alcanza y me sobra con eso”.

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Newcastle United, Premier League, Rafa Benítez, Real Madrid

RAFA BENÍTEZ RECUPERA LA ILUSIÓN TRATANDO DE GRITAR ‘EUREKA’ EN NEWCASTLE

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A más de un aficionado al fútbol en este país nuestro se le pusieron las órbitas como platillos volantes al enterarse que las primeras palabras que salieron de la boca de Rafa Benítez, tras el anuncio oficial por parte del Newcastle de su contratación, fueron que volvía “a casa”. Evidentemente, no se trataba de una referencia literal a la ventosa ciudad del norte de Inglaterra, sino a la Premier League, una competición que el preparador madrileño considera su hábitat natural desde su larga y prolífica etapa al frente del Liverpool. Su lugar en el mundo, que diría el gran cineasta argentino Adolfo Aristarain, donde además reside junto a su familia desde entonces, imbuidos todos ellos hasta el tuétano por el estilo de vida british.

Esa pasión latente por el fútbol inglés y la permanente punzada que sentía en el corazón tras su efímero y decepcionante paso por el Real Madrid fueron los dos argumentos de peso que le animaron a desafiar a la lógica, que invitaba a estarse quietecito en su mansión a la vera del río Dee aguardando con tranquilidad a que llegara la oferta idónea para empezar un proyecto de cero a partir del próximo verano, y aceptar el enorme desafío de sacar del pozo a un histórico del balompié sajón venido a menos con todas las alarmas encendidas y un deadline a la vuelta de la esquina. Diez partidos (ahora ya ocho) para meterse en la piel de Arquímedes y encontrar el particular ‘eureka’ blanquinegro que le permita esquivar el fantasma real del descenso.

El par de entrenamientos previos a su rentrée en el torneo más poderoso del mundo frente al Leicester bastaron a Rafa para hacerse una idea bastante aproximada del avispero en el que se ha metido de cabeza: la enfermería hasta los topes (incluido Krul, su portero titular); jugadores desmotivados; con el ánimo por los suelos; en un estado físico deficiente; poco trabajados en materia táctica… Un diagnóstico que invitaría a cualquiera a salir corriendo de St. James’ Park. Pero no a un Rafa Benítez que se ha metido en la sala de máquinas del coliseo de Barrack road plenamente convencido de poder llevar a buen puerto la complicada misión que le ha encomendado el propietario de los magpies, Mike Ashley.

La fe mueve montañas y Benítez sabe mucho de eso (que se lo pregunten a Ancelotti y su Milan felices de la vida con aquel 3-0 en el descanso en la final de la Champions de Estambul). Tal vez por eso y por haber vuelto al ruedo justo donde más cómodo, comprendido y respetado se siente, la última víctima de Florentino Pérez en la trituradora de Concha Espina irradia positivismo por los cuatro costados y está tratando desde el primer minuto de inculcar a sus nuevos discípulos la filosofía del ‘vaso medio lleno’ para encarar los próximos duelos, el primero de ellos ante Norwich City, a la sazón un rival directo en esa pelea por sobrevivir a la zozobra liguera. Dicen quienes le conocen bien que esta nueva aventura en el Reino Unido ha logrado que su mirada destile una ilusión que no se le apreciaba en el rostro al entrenador castizo desde que abandonara Melwood.

No deja de ser curioso que Benítez haya encontrado nada más aterrizar en el hogar de la Toon Army la complicidad y el cariño que nunca llegó a tener durante su breve reinado en el club donde echó los colmillos. Empezando por la dirigencia, siguiendo por los analistas del equipo en los medios locales y acabando por una afición que aún se frota los ojos porque no termina de creerse que este Rafa que se sentó el pasado lunes por vez primera en el banquillo blanquinegro sea el mismo que devolvió al Liverpool sus días de gloria hace justo una década.

Ese flechazo con su nueva hinchada ya se tradujo, durante su debut frente al líder de la Premier en el King Power stadium de Leicester, en un verdadero homenaje a su figura rescatando del cancionero Red alguno de los temas que le dedicaron en The Kop durante su largo periplo como inquilino del banquillo de Anfield, caso de la popular ‘Spanish Bamba’.

Los varios cientos de valientes que se hicieron casi cuatro horas en coche para alentar a Benítez en su bautismo de fuego con las ‘urracas’ le dispensaron una sentida ovación nada más ingresar al terreno de juego que caló hondo en el ánimo de un técnico tremendamente apreciado en las islas Británicas, donde no pueden comprender la falta de paciencia madridista con un tipo honesto, dedicado en cuerpo y alma a su oficio, y que ha sido capaz de lograr títulos allá donde ha trabajado desde que explotara en su etapa al mando del Valencia.

Lo mismo sucedió este último domingo en Saint James’ Park, en la que fue su puesta de largo en casa para recibir ni más ni menos que al Sunderland en un derbi regional también con la permanencia en el horizonte. Acabó en tablas, que el Newcastle logró sobre la bocina, pero eso no impidió que su hinchada agradeciera a Benítez, cuando menos, que su equipo no cayera por séptima vez consecutiva ante los odiados Black Cats.

Fiel a su estajanovista manera de entender su profesión, y en este caso azuzado además por la premura de tiempo, el nuevo ‘boss’ del Newcastle, junto a sus fieles Paco de Miguel y Fabio Peccia (el entrenador de porteros, Xabi Valero, no le ha acompañado en esta ocasión), ha hecho un máster intensivo de las instalaciones del club  a lo largo de esta semana para tratar de sacarles el máximo rendimiento durante las sesiones de trabajo con sus futbolistas.

Darsley Park, el viejo training ground de las ‘urracas’, dista mucho del nivel que ofrecen Melwood (Liverpool), Cobham (Chelsea) o la Ciudad Deportiva de Valdebebas, pero el técnico español no cree que sea un impedimento para llevar adelante sus planes de poner en órbita a una escuadra que necesita empezar a puntuar como el comer. Qué duda cabe que un triunfo sobre el Sunderland habría sido el mejor modo de iniciar la reconquista. Pero el empate y el modo en que se consiguió, piensa Benítez, puede ser igualmente la primera piedra de un proyecto que el entrenador madrileño anhela sea mucho más extenso de estos dos meses y medio que restan para la conclusión del presente ejercicio. Aunque su casa de verdad quede a tres horas y media en coche. Nada es perfecto en esta vida.

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Fútbol, Kevin Strootman, Liga de Campeones, Real Madrid, Roma

STROOTMAN ESQUIVA LA RETIRADA Y APUESTA POR VOLVER FRENTE AL REAL MADRID

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Kevin Strootman comienza a divisar la luz al final del agujero negro en el que lleva sumido desde el 9 de marzo de 2014. El centrocampista holandés de la Roma, uno de los mejores volantes mixtos del balompié europeo actual, se encuentra en la última fase de recuperación de una grave lesión de rodilla que le obligó a pasar hasta en tres ocasiones por el quirófano y que le ha tenido al borde del retiro por culpa del llamado síndrome de Cíclope, una dolencia que se produce por la pérdida de la extensión de la rodilla después de una reconstrucción artroscópica del ligamento cruzado anterior.

Por suerte para el todocampista giallorosso, las hábiles manos del doctor Pier Paolo Mariani posicionaron debidamente en una complicadísima intervención el ligamento dañado en el sitio correcto el pasado mes de septiembre y los dolores de Strootman han ido remitiendo al tiempo que su rodilla izquierda responde satisfactoriamente al fin a las cargas de trabajo que debe afrontar a diario en Trigoria, la ciudad deportiva romanista, con el fin de poder volver a pisar nuevamente un terreno de juego con garantías. El medio tulipán, que expresó su felicidad a través de un vídeo difundido por el club italiano en los días previos a Navidad, se ha fijado ya una fecha para ese ansiado retorno: el encuentro de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, que enfrentará a la Roma con el Real Madrid en el Olímpico de la capital italiana el 17 de febrero.

Si logra llevar a buen puerto sus planes, Strootman habrá cerrado un calvario de 23 meses largos que arrancó con una desafortunada acción al inicio de un choque liguero contra el Nápoles (dirigido entonces por Rafa Benítez) que derivó en una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Un mal apoyo con su pierna buena fue el causante del grave percance, que no sólo le privó de ayudar esa campaña a su nuevo club (había llegado el verano de 2013 procedente del PSV) en la pelea por el Scudetto, sino que también le dejó sin opciones de disputar el Mundial de Brasil con la Oranje, donde era pieza básica en el esquema de Louis van Gaal.

Tanto que el actual técnico del Manchester United se vio obligado a pasar del 4-3-3 al 5-3-2 ante su ausencia. “Strootman nos daba equilibrio y gracias a él toda la estructura tenía sentido. Cuando se lesionó tuvimos que cambiarlo todo porque no hay otro Strootman”, explicó meses más tarde cuando pretendió llevárselo a Old Trafford, aun estando en la fase de recuperación de su primera intervención quirúrgica, realizada en Amsterdam.

La vuelta de Strootman se hizo esperar más de la cuenta y no sería hasta el 9 de noviembre de 2014 cuando el número 6 de la Roma volvería a pisar un manto verde para disputar los minutos de la basura ante el Torino. Empero, el viento de la desgracia volvió a cebarse en el volante de Ridderkerk y cinco partidos más tarde, concretamente frente a la Fiorentina (25 de enero), su rodilla izquierda se resintió. El jugador viajó de nuevo a su país, donde le fue detectado un tejido fibroso en el cartílago que afectaba al normal funcionamiento del ligamento. Una artroscopia debía corregir el problema definitivamente, aunque los galenos le avisaron que debía despedirse de lo que restaba de temporada. Una más.

Esa segunda operación, sin embargo, sólo consiguió agravar la lesión de un Strootman que un mes después de pasar por el quirófano era incapaz de flexionar en toda su extensión la rodilla maltrecha, la cual además le producía intensos dolores durante los ejercicios de recuperación que había iniciado. Tras pasar por las consultas de varios especialistas y someterse a nuevas pruebas, que revelaron una implantación errónea del ligamento dañado como el causante de la falta de fuerza en su rodilla, el volante de 25 años, a instancias de su club, se puso en manos del doctor Mariani, quien ya intervino en 2006 a Totti con notable éxito, para que salvase su carrera profesional.

Los rumores cada vez más persistentes de un prematuro adiós de las canchas del mediocampista tulipán llevaron a Strootman a difundir un comunicado en el que explicaba su delicada situación y sus ganas de seguir peleando contra la adversidad para disfrutar otra vez de su profesión. “Debido a la falta de fuerza en la pierna izquierda, no puedo competir al más alto nivel en este momento. En las últimas semanas hemos consultado con algunos de los mejores especialistas y el personal médico de la Roma. Me han aconsejado reconstruir el ligamento existente en otra posición para tener menos problemas con la rodilla en el futuro. Voy a pasar otra vez por el quirófano y haré todo lo que esté en mi mano para volver a jugar lo antes posible”.

A partir de ahí, la fuerza de voluntad de este pitbull, al que en su país muchos consideran el heredero del gran Edgar Davids por su ingente poderío físico, su sentido táctico del juego y una notable calidad técnica, está haciendo el resto para acortar lo máximo posible los plazos de recuperación. Las buenas sensaciones de su rodilla izquierda y la ausencia total de dolores son la mejor prueba de que todo marcha viento en popa, algo de lo que se congratulan los propios compañeros del tulipán, que al igual que su técnico, Rudi García, arden en deseos de volver a contar con un jugador llamado a liderar el medio campo romanista una vez recupere su nivel de antaño. “Los campeones como tú son verdaderos gladiadores y no se rinden nunca. Te esperamos, tu ayuda es muy importante. Para nosotros eres la Roma en alma y corazón”, escribía Francesco Totti a fines del mes pasado para dar ánimos a un Strootman que había empezado a tocar el balón.

Y es que en el vestuario del cuadro de la loba capitalina saben bien que la vuelta a escena del zurdo tulipán con vistas al doble duelo europeo frente al Real Madrid sería un acicate añadido para tratar de dar la sorpresa y dejar en la cuneta a una escuadra, la de Concha Espina, que curiosamente cortejó sin éxito a Strootman en septiembre del pasado año luego de la precipitada salida de Xabi Alonso y Ángel Di María.

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Cristiano Ronaldo, Portugal, Real Madrid, Suk Hyun-jun, Vitoria Setúbal

EL ‘BOMBARDERO’ COREANO QUE QUIERE JUGAR CON CRISTIANO EN EL REAL MADRID

suk 3Dos semanas después de que la pelota echara a rodar en la Liga NOS lusitana, el aficionado de a pie ha dejado de hablar de Casillas y empieza a fijarse en lo que acontece sobre el césped. Y ahí el gran protagonista de este arranca de temporada es un chaval coreano de 24 años que responde al complicado nombre de Suk Hyun-jun (Chungju, 1991). Aunque el poderoso (mide 1’91) centro delantero del Vitoria de Setúbal no es ningún desconocido para el público portugués, ya que la verdiblanca es la tercera elástica que viste en el balompié del país vecino, sí está sorprendiendo tanto su producción goleadora como la hermosura de sus conquistas. En especial una: la que le hizo hace dos lunes al Académica de Coimbra.

El atacante asiático se sacó de su cañón diestro un misil escorado a la izquierda, desde 30 metros, que casi arranca la escuadra opuesta tras golpear en la parte interna del travesaño. Fue además el punto de partida de una goleada inapelable (0-4) a domicilio que redondeó el propio Suk con un sutil remate ante la salida del meta Trigueira tras un desmarque de libro. «Tal vez sea el mejor gol de mi carrera», confesaba al diario Record luego de firmar el segundo doblete de su corta pero ya intensa carrera profesional. El primero y único hasta ahora lo había logrado en 2012, cuando militaba en el Groningen holandés.

Su técnico, Quim Machado, así como la inmensa mayoría de los medios lusos no tardaron en calificar su espectacular zambombazo de mejor gol del campeonato, y eso a pesar de que apenas se han disputado tres jornadas del mismo. Pero ahí no quedó la cosa: la propia víctima del francotirador surcoreano alabó su aldabonazo: «Fue una obra maestra», apuntó desde su cuenta oficial de Twitter el Académica, en un bonito gesto deportivo por parte de quien había sido masacrado ante sus propios seguidores en el Cidade de Coimbra. Otros clubes de la Primeira liga también se apresuraron en aplaudir el latigazo de Suk a través de las redes sociales, caso del Sporting lisboeta, que lo tildó de «golazo».

Las imágenes de la obra de arte Made in South Korea corrieron como la pólvora y en los mentideros de la redonda portugueses sólo se hablaba del golazo del ex de Marítimo y Nacional, los dos clubes de la isla de Madeira, curiosamente la casa de CR7, su gran ídolo y referente.

El acierto de cara al gol de Suk prosiguió en esta última entrega liguera con una nueva diana frente al Rio Ave en los instantes finales que estuvo a punto de dar la victoria a los setubalenses. Máximo artillero del campeonato portugués ex aequo con Aboubakar (Porto), el ex valencianista Jonás Gutiérrez (Benfica) y su compañero de ataque en Bonfim André Claro, el internacional surcoreano está de dulce y aunque sus registros durante el primer semestre del año con el Vitoria fueron más que aceptables (5 goles en 21 partidos), su explosión definitiva parece haber llegado justo en la que primera campaña que afronta con los verdiblancos desde el pistoletazo de salida de la competición.

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Acostumbrado a tumbar barreras en apariencia imposibles, como la de haber sido en 2010 el primer futbolista surcoreano en defender los colores del Ajax de Amsterdam, al que llegó tras superar una prueba y en el que permaneció año y medio (sólo disputó tres encuentros con tan mítica camisola), Suk se tiene tanta fe que acaba de lanzar un nuevo órdago al eter: quiere ser el primer jugador asiático en lucir la elástica del… ¡Real Madrid!.

«Mi objetivo es jugar en el Madrid como Cristiano Ronaldo. Soy un gran admirador suyo y sueño con representar al que es para mí el mejor club del mundo. Quiero ser el primer futbolista asiático en estar a su lado en el Bernabéu. Sé que no es algo sencillo, pero nunca desisto de mis sueños y este lo quiero cumplir al precio que sea», manifestó tras su exhibición una estrella en ciernes que ya dejó pinceladas de su olfato goleador dos años atrás cuando, nada más estampar su firma por el Marítimo, aterrizó en el José Alvalade para tumbar con un solitario tanto a los Leones del Sporting.

Otro gol suyo in extremis frente al Porto, que sirvió para igualar ante los Dragones en Dos Barreiros, le abriría pocos meses después las puertas del fútbol árabe. Vítor Pereira, el técnico que lo sufrió aquella noche en el banquillo de los blanquiazules, lo reclamó para reforzar el ataque del Al-Ahli saudí. Los de Funchal se embolsaron tres millones de euros por el pase del surcoreano, que no estuvo a la altura de las circunstancias (dos goles en 14 encuentros).

Suk extrañaba tanto la vieja Lusitania que, a la que pudo, se subió a un avión y emprendió el camino de vuelta a Madeira para firmar el pasado verano por el enemigo ancestral de Marítimo: Nacional. La brisa del Atlántico le hizo bien al internacional coreano, que volvió a recuperar sus esencias goleadores (cinco dianas en 19 partidos) antes de emprender, al comienzo del presente año, una nueva aventura con su actual club, el Vitoria Setúbal.

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Amante de los tatuajes, que cubren por completo sus dos brazos (en el derecho luce el escudo del Ajax y el de la ciudad de Amsterdam), su impresionante puesta en escena de este nuevo ejercicio le ha servido para retornar a la escena internacional con su selección. Uli Stielike le llamó a filas por vez primera desde que está al mando de los Guerreros Taeguk para los compromisos frente a Laos (8-0, con un gol de Suk) y el Líbano (día 8), valederos para la clasificación del Mundial 2018. Sin duda, el otro gran reto en el horizonte profesional de este ambicioso ariete cuyas maneras (salvando las distancias, claro) sobre el verde se aproximan más a las de Benzema que a las de Fernando Llorente.

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Fútbol, Rafa Benítez, Real Madrid, St. Bridget

BENÍTEZ: UN CAMPEÓN DE EUROPA QUE VOLVIÓ A SER ‘COCINERO’ PARA DIRIGIR AL ST. BRIDGET

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FOTOS: DAVID RUIZ

Como cualquier técnico de élite forjado en el fútbol base, Rafa Benítez fue cocinero antes que fraile. Mucho antes de conquistar la Champions con el Liverpool, dos Ligas y una Copa UEFA con el Valencia, o el Mundial de Clubes con el Inter de Milán, el nuevo jefe del banquillo madridista comenzó a quemar etapas camino de su sueño dorado guiando los pasos del juvenil B del Castilla en la vieja Fábrica.
Han pasado 29 años y aquel sesudo e infatigable entrenador de la casa, siempre con un ordenador portátil a cuestas, ha sido capaz de cerrar ese círculo aplicando con éxito su metodología de trabajo en lugares tan dispares como el Nuevo José Zorrilla, el Francisco De La Hera, el Heliodoro Rodríguez López, Mestalla, Anfield, San Siro, Stamford Bridge, San Paolo… y el St. Bridget. Su interminable pasión por el deporte que le ganó para los restos cuando era un renacuajo le llevó a protagonizar, hace ahora cuatro años, un singular y poco conocido episodio que le devolvió durante unos meses a aquellos tiempos pretéritos en la antigua Ciudad Deportiva blanca, en los que muy a menudo desempeñaba más labores docentes que de técnico propiamente dicho.

 

El largo período de inactividad que pasó entre su salida del Inter y el aterrizaje de emergencia en el Chelsea alteró notoriamente su ritmo vital, y también el de su mujer y sus hijas, que al fin pudieron disfrutar de su presencia de manera continuada durante casi dos años. Incapaz de quedarse un minuto quieto en la espectacular residencia que los Benítez poseen en Caldy, a 40 minutos en coche de Liverpool (con unas vistas de ensueño de la desembocadura del río Dee y el Mar de Irlanda), Rafa lo probó todo en busca de alguna actividad que colmara su apetito en el tiempo libre que le dejaban sus obligaciones familiares.

Pero ni el curso de fotografía que realizó, ni los largos paseos con Red (uno de sus cuatro perros), ni salir a correr cada mañana, ni las partidas de ajedrez (su otra gran pasión), de billar o de futbolín que echaba de vez en cuando con algún amigo que le visitaba, lograron paliar mínimamente los efectos de esa droga que llega a ser para un entrenador el banquillo, por más que a veces llegue a producirle descargas eléctricas.

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«¡Claro que se echa de menos entrenar! Al principio te viene hasta bien parar, porque te relajas, te sacas el estrés y vas haciendo cosas que antes no podías. Pero poco a poco quieres ponerte otra vez en marcha, estar en el campo y dirigir entrenamientos». Rafa me hizo semejante confesión cuando visité su torre de marfil inglesa en aquellas largas jornadas sumido en una sala de espera virtual, aguardando a que una escuadra de campanillas volviese a lanzarle al ruedo.

Su inefable condición de técnico las 24 horas pudo más porque, como confesaba con esa simpática mueca suya de uomo irriducibile, «a veces te pasan cosas curiosas, como ponerte a organizar los cuchillos y los tenedores a tu mujer y acabar formando con ellos un 4-3-3 o un 4-2-3-1. Al final, te acaba echando de la cocina y te dice, ‘vete ya de aquí, a ver si te contrata alguien». Entonces, decidió dar un paso que difícilmente se plantearía otro entrenador de su misma condición: ofrecer sus servicios para dirigir a un equipo de niños en el colegio Saint Bridget’s, en el vecino pueblo de West Kirby, donde cursaba estudios su hija pequeña.

«Venía siempre a buscar a Ágata y vi que alguna vez entrenaban por allí. Entonces pedí permiso al director de la escuela y luego a los entrenadores, que son dos padres. Y estaban encantados. Así que de vez en cuando te acercas, les ayudas en el entrenamiento, comentas con ellos algún detalle de cómo organizar la sesión o qué hacer para lograr objetivos, y luego trasladarlo a los partidos», me contó mientras pisábamos el tupido green sobre el que el flamante entrenador del Real Madrid volvió a ejercer de cocinero para alimentar los sueños de su manada de imberbes peloteros.

La espontaneidad y sencillez de sus jóvenes pupilos cautivaron de inmediato a un Benítez que esperaba como agua de mayo la llegada de cada viernes para volver a colgarse el silbato. «Lo que más me llama la atención es el respeto de estos niños, cómo te escuchan y cómo te preguntan, cosas a las que ya no estabas acostumbrado porque el fútbol profesional no tiene nada que ver. Y luego, en los partidos, la pasión con la que los viven y la inocencia con la que los afrontan, que creo aquí en Inglaterra es aún mayor».

Mientras hacía jueguitos con un esférico, Rafa me explicaba cuáles eran las consignas que les daba. «Depende de la edad, porque unos son de 9 años y otros de 11, y hay diferencia técnica y de capacidad para asimilar conceptos. Pero básicamente pasar y moverse, pasar y apoyar siempre, y estar a disposición del compañero para que puedan tener una cierta continuidad cuando tienen el balón». Al preguntarle cómo les había ido en la liga, Benítez tiró de su habitual sencillez. «Bien. Se consiguieron buenos resultados, pero no le doy importancia a eso porque mi experiencia me dice que con el objetivo de ganar lo que pierdes es que el chaval progrese y mejore más de cara al futuro».

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Una verdad a medias porque, como todo hijo de vecino, Benítez siempre quiere subir a lo más alto del podio antes que ocupar los cajones de abajo. Y sus ex pupilos, aunque no fueran de cuna madridista, también. La anécdota que reveló Rafa a renglón seguido no dejaba lugar a la duda. «Normalmente no iba a sus partidos, pero un sábado que estaba por casa, me pasé a verlos. Me coloqué en una esquina, para que no me vieran. Al descanso perdían 3-0 a causa de tres acciones idénticas: saque de banda largo, un chico muy alto que prolongaba hacia atrás, y gol. Uno de los padres se me acercó al descanso y me dijo que los chicos estaban llorando en el vestuario, frustrados por no saber cómo parar al grandullón, y que si no me importaba entrar al vestuario para calmarles. Les expliqué en la pizarra tres o cuatro cositas para tratar de bloquearle. Por suerte, la táctica funcionó y el partido acabó 3-4 para el Saint Bridget’s. Al acabar, todos vinieron a donde estaba para abrazarme y darme las gracias. Fue un momento mágico».

La manita de Rafa, eso sí, estuvo cerca de costarle cara al Saint Bridget’s. «El otro equipo se quejó al árbitro de que tenían un entrenador profesional, pero les dije que yo simplemente era el padre de un alumno del colegio».
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LA RESURRECCIÓN DEL CICLÓN BENDECIDO POR UN PAPA ‘CUERVO’

PAPA SANTO

Buffarini, Tinelli, el Papa Francisco y Lammens, con la Copa Libertadores, en El Vaticano.

La mayoría de sus correligionarios no dudan en tildar de milagro la vuelta a la vida del Ciclón de Boedo. Motivos no les faltan. Apenas dos años después de rozar con la punta de los dedos la pérdida de categoría en un infartante duelo a muerte con San Martín de San Juan, sin jugadores, con el club descabezado y en números escarlatas, la fe y el amor interminable hacia la azulgrana de más de 50.000 héroes anónimos han hecho posible que el histórico equipo nacido al amparo del padre Lorenzo Massa, saliera de la UVI y conserve hoy día un legado místico que se ha multiplicado por mil desde que el pasado verano se convirtiera en el rey de América por vez primera.

Ahora, a pocas horas de disputarle al todopoderoso Real Madrid de Carlo Ancelotti la corona de mejor equipo del mundo en Marrakech, el popular CASLA (acrónimo de Club Atlético San Lorenzo de Almagro) ultima la preparación del partido más trascendente en sus 106 años de existencia sabiendo que contará con la ayuda divina que le proporcionará uno de sus más fervientes acólitos, Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco.

Para entender la magnitud de la geométrica escalada que ha protagonizado la escuadra que dirige Edgardo El Patón Bauza hasta llegar a Marruecos, hay que remontarse a julio de 2012, cuando un golpe de estado en toda regla de los propios hinchas de San Lorenzo propició el cambio de rumbo necesario para sacar a los cuervos del peligroso abismo en el que se encontraban.

La marcha forzada del presidente Carlos Abdo, toda vez que se aseguró la permanencia en Primera división tras batir a Instituto de Córdoba en la promoción, obligó a la masa social a moverse con celeridad para dar con el antídoto que frenara una caída libre que llevaba al club inexorablemente hacia la desaparición.

El afamado empresario y presentador de televisión Marcelo Tinelli (confeso hincha santo) fue llamado a filas por aclamación popular para encabezar un proyecto que más parecía una bomba a punto de estallar. Con una deuda cifrada en 31 millones de euros, amén de dos más por impago de salarios a sus propios futbolistas y con los empleados del club en paro técnico por falta de liquidez, quien fuera propietario del Badajoz a fines de los 90 entendió de inmediato que el único camino que podía salvar al club de sus amores era llevando a cabo una gestión coherente y profesional.

Con esa idea, fichó para la causa a su gran amigo Matías Lammens, abogado de profesión y con el perfil adecuado para liderar una comisión directiva integrada por expertos en marketing y administración de empresas.

«El primer diagnóstico que hicimos fue que San Lorenzo tenía que dejar de perder dinero todos los meses. Teníamos un déficit operativo mensual en torno a los 300.000 euros. El club era como un enfermo que estaba en terapia intensiva y día tras día se agravaba, con un pasivo enorme, sin capital, con sólo 8 jugadores en plantilla y sin ingresos, porque el dinero de la televisión lo habían recibido a cuenta con dos años de adelanto», explica el propio Lammens.

Con el agua al cuello, el nuevo presidente y su equipo decidieron recurrir al patrimonio más valioso de la entidad para tratar de reflotarla: la afición. El grupo de choque formado por Tinelli, que asumió el rol de vicepresidente, tiró de imaginación e ideó diversas fórmulas para reconquistar la confianza de todos esos hinchas que habían ido perdiendo la fe a medida que San Lorenzo entraba en barrena.

La más original de todas fue la del Cuervomóvil, un autobús decorado con los colores del equipo que recorrió Argentina de norte a sur para captar nuevos afiliados al instante. El artefacto se lanzó a la ruta en diciembre de 2012 con un notable éxito: casi 20.000 seguidores santos han vuelto al redil y pagan religiosamente su cuota mensual.

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El imparable aumento de abonados (pasó de 29.000 a 51.000 en sólo 9 meses) resultó determinante para equilibrar la balanza de pagos azulgrana, saldar las cuentas con sus futbolistas, tener al día de pago a sus empleados e ir condonando de a poquito la deuda.

En lo deportivo, la reestructuración también fue drástica. Se creó la figura del director deportivo para tender puentes entre la dirigencia y la plantilla. Bernardo Romeo (ex Mallorca y Osasuna), uno de los grandes ídolos de la entidad cuerva, colgó las botas para asumir un papel que Lammens y su troupe consideraban vital para devolver la armonía y la tranquilidad a un vestuario convulso en los últimos años por mor de los problemas que se iban sumando uno detrás de otro.

El lento pero progresivo saneamiento de la economía azulgrana no sólo permitiría al CASLA volver al mercado para reforzar su plantel, sino también rearmar una cantera que está generando nuevamente talentos aprovechables para el primer equipo. La excelente labor de Osvaldo Coloccini (padre del ex deportivista Fabricio) y Fernando Kuyumchoglu se ha traducido en nombres concretos: Matías Catalán, Walter Kannemann, Leandro Navarro, Héctor Villalba y, sobre todo, Ángel Correa, recientemente traspasado al Atlético de Madrid.

La necesidad de sumar puntos para dar carpetazo de forma definitiva al fantasma del descenso en virtud de los promedios y el deseo de arrancar un proyecto a largo plazo con el que consolidar un estilo de juego acorde con la tradición santa, les llevó a tocar el timbre de Juan Antonio Pizzi.

Pese a un arranque de ciclo complicado, el ex internacional español logró enderezar el incierto rumbo del equipo para acabar a mitad de tabla en el Torneo Inicial 2012, lograr un meritorio cuarto puesto en el Torneo Final 2013 y adjudicarse el siguiente campeonato, a fines del año pasado, que le permitiría pelear en 2014 por el trofeo más anhelado en el barrio de Boedo: la Copa Libertadores de América.

El pasado 13 de agosto, San Lorenzo culminaba su sueño en el Nuevo Gasómetro, ante los suyos, gracias a un tanto de penalti de Néstor Ortigoza que servía para doblegar al correoso Nacional paraguayo y poner la guinda a una excepcional campaña en la que el once cuervo, ya bajo las órdenes de Bauza (Pizzi se marchó al Valencia), dejó en la cuneta a Cruzeiro, Gremio y Bolívar antes de pelearle el título continental a doble partido a los guaraníes.

EL EFECTO UNIVERSALIZADOR DEL PAPA FRANCISCO 

La elección del arzobispo bonaerense Jorge Mario Bergoglio como nuevo Papa en marzo de 2013 fue ese inesperado arreón que terminó de curar la salud de una escuadra que vive sus días de vino y rosas desde el punto de vista mediático. La noticia de que Francisco I era socio y devoto seguidor de San Lorenzo orquestó por sí misma una campaña publicitaria internacional que situó en el mapamundi de la pelota al Ciclón de Boedo.

Ninguno de los títulos alcanzados por la escuadra santa a lo largo de sus 106 años de historia le dio tanto prestigio de puertas afuera como el singular hecho de que el padre espiritual de la iglesia católica esté pendiente cada fin de semana de lo que hacen sobre el césped los pupilos de Bauza. No en vano, desde el club llevan meses estudiando la posibilidad de asociar la imagen del Papa con el equipo de sus amores, con fines benéficos.

Como todo aficionado cuervo que se precie, el sueño dorado del Papa Francisco es volver a ver jugar a San Lorenzo en la Avenida de la Plata, el lugar en el que se ubicaba el viejo Gasómetro, en pleno corazón de Boedo.

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Los ‘Forzosos de Almagro’ con el fundador del club, el padre Lorenzo Massa.

Tres décadas después de su expropiación y ulterior demolición por parte del municipio para construir una autopista, la 25 de Mayo, los nuevos mentores del CASLA se han tomado muy en serio la misión de recuperar unos terrenos que fueron vendidos a precio de oro a la firma de supermercados Carrefour.

La noticia de las negociaciones con la firma francesa disparó el optimismo de una hinchada que no ha dudado un instante en poner en marcha una colecta popular que restituya la memoria histórica de este gigante del balompié criollo. Ex jugadores como Lavezzi, Coloccini, Zabaleta, Bergessio o José Sanfilippo (máximo artillero e ídolo supremo de la familia Cuerva), se han sumado a una iniciativa que cuenta también con el respaldo económico de quien era hasta hace muy poco el más internacional de sus fieles: el actor estadounidense de origen nórdico Viggo Mortensen.

Pero ahora la prioridad del club está en el norte de África, donde los Romagnoli, Mercier, Ortigoza, Gonzalo Verón, Más, Torrico, Cauteruccio, Barrientos, Yepes, Kannemann y Buffarini buscarán el sábado rizar el rizo ante el equipo más en forma actualmente en el planeta fútbol. «¿Cómo no se le va a poder ganar al Madrid? San Lorenzo es también un grande, ojo. Vamos a tratar de jugarles de igual a igual. Sabemos que tienen virtudes, pero también cometen errores», dice Ortigoza, una de sus estrellas. Con su jugador número 12 pegado al pecho, todo puede ser. La fe mueve montañas…

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